Estamos aquí presentando el último libro publicado de Norberto Ferreyra, un libro sobre la transmisión del psicoanáisis, tema caro para Norberto, ya que lleva al menos 40 años practicando y transmitiendo esa misma transmisión del psicoanálisis.
Recuerdo que desde la misma fundación de la Escuela, el tema de la “formación de los analistas” suscitaba controversias muy fuertes y de difícil resolución. Y en la formación de los analistas se trata, justamente, de “transmitir la transmisión”. En esos años era notorio cierto aspecto superyoico en la transmisión del psicoanálisis, del que Norberto también habla en este libro.
A partir de los ‘90 la Escuela fundada por Masotta en 1974 cuenta con Estatutos que incluyen los dispositivos del cartel y el pase en sus fundamentos. En la creación de esos estatutos la iniciativa de Norberto Ferreyra tuvo un papel fundamental, ya que fue el principal promotor de los mismos.
En este libro se trata realmente de un libro original —sé que a Norberto no le gusta este adjetivo o al menos, no le gustan los que se las dan de “originales”—, pero justamente, este libro es original, pero no porque trate de serlo, sino porque, lo quiera o no lo quiera, se adentra en articulaciones y en temas en los que muy pocos analistas se meten, porque son temas de difícil transmisión porque tienen que ver con la singularidad de una práctica, y Norberto Ferreyra los trata con los instrumentos que nos dejó Lacan, de un modo simple, llano y directo, sin nunca perder de vista ni subestimar la complejidad de esas cuestiones que aborda.
Norberto trata en este libro la función superyoica que, al igual que cualquier discurso, se impone en la transmisión del psicoanálisis (26). Nos dice que lo que transmite siempre es la enunciación y no los enunciados, y que el cuerpo se hace con esa enunciación. También nos dice que el sentido está en íntima relación con el cuerpo (27). Y que la castración es un sentido para el sinsentido, que también está en relación con el cuerpo, ya que hablamos con el cuerpo.
Hay en el texto muchos enunciados fuertes, tal como cuando afirma que “el Ideal del yo sin relación con el deseo es la máscara de la impostura”. Digo yo, ¿qué mejor definición crítica de lo que en la IPA se considera un fin de análisis, que es la identificación con el Ideal sin consideración por el deseo del analista? (28)
Algunos sintagmas de su enseñanza, productos del bien decir que llevan su sello, son retomados y amplificados en el desarrollo de este libro. Uno de ellos es “El fantasma es un comentario lógico del trauma”, y otro, muy recordado, está referido al que fue el subtítulo de otro de sus libros: “La función atea de la creencia”, en el que se trata de la falta y el vacío, y del sentido no religioso del psicoanálisis.
No hace mucho le escuché decir que en el fin de análisis la pulsión deja de ser una amenaza. Aquí nos dice que en un fin de análisis se pierde interés por saber de dónde proviene la enunciación, es decir, se pierde interés por saber qué es lo que me hace hacer lo que hago. No importa lo que me hace decir lo que digo, lo que importa es lo que digo. El análisis hace posible, en este sentido, que cada uno se apropie de su enunciación.
Esa es la política del síntoma para un analista: sostenerse de lo que uno dice y de lo que escucha de lo que uno dice. Ese apropiarse de la enunciación produce, en efecto, un cambio inmediato en lo que hace a la pulsión.
Hay muchas cosas más que encontrar en este libro, será tarea de cada uno que lo compre y que lo lea, buscarlas y encontrarlas.
Palabras pronunciadas por Osvaldo Arribas el día 24 de abril de 2021 en la presentación del libro Transmitir la transmisión, de Norberto Ferreyra.
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