Me parece importante en estos tiempos el tema de la segregación, en los tiempos del neoliberalismo, es una cuestión social, común, y muy individual a su vez.
Voy a citar un ejemplo con respecto a este fenómeno, tratando de explicar cómo -entiendo yo- se producen.
Un ejemplo es respecto de lo social. He escuchado en televisión que ocurre lo siguiente: alguien que se ha curado del Covid 19 hizo la cuarentena necesaria para estar con otros sin ningún peligro, aquellos otros que lo pueden recibir tienen precauciones porque creen que lo pueden contagiar, cuando la situación es a la inversa, es aquel que tuvo el Covid 19 el que puede ser contagiado nuevamente si se le acabó la protección.
Se puede entender cómo hay una inversión de la situación provocada por la segregación en el parlêtre, en el cuerpo. La segregación es del parlêtre y no es del sujeto. Y es del parlêtre porque tiene que ver con el ser.
«Segregación» es cuando en un grupo de semejantes, hay uno o unos que son apartados por determinado rasgo o determinada cuestión.
¿Por qué sucede esto con la pandemia, el hecho de la marca de haber tenido o no el virus?
La segregación es constitutiva del sujeto, es algo que necesita para existir como tal en función del parlêtre que lo habita, tiene que separarse o diferenciarse del otro o los otros. Sin embargo, puede tener las peores consecuencias ya que esos rasgos pueden ser tomados por alguien o por algunos para exterminarlos. Es lo más dramático.
Me refiero a que cada uno necesita esto, pero se trata de un sujeto que está segregado no por sujeto, sino que está dirigido al ser de cada uno de nosotros cuando hay una segregación. ¿Hay alguna salida para esto? O ¿cómo se puede hacer para que esto, tan necesario e ineludible, sea lo menos dañino posible para cualquiera de nosotros tanto respecto de segregar como de ser segregado?
Lacan en Radiofonía, en Televisión, también en el Seminario IX: La Identificación, habla de «falta el tiempo».
Me voy a referir al concepto que desarrolla Lacan respecto a «falta el tiempo», sin que Lacan lo haya desarrollado del todo. Cómo el «falta el tiempo» es algo que tenemos que tener para que esa segregación disminuya el efecto dañino entre unos y otros.
Respecto al «falta el tiempo», no se trata del tiempo cotidiano, por ejemplo: me falta media hora para terminar la charla. No se trata del tiempo cronológico. Es un tiempo que subraya un tiempo que nunca hubo. Es decir, «falta el tiempo» está referido a nombrar un tiempo, como dice Lacan. Y yo agrego que se trata de un tiempo que nunca hubo, no existió, siempre falta ese tiempo. Es un tiempo que no solo falta sino que está hecho de falta, y es de esa manera que existe.
Se puede comparar con la frase de Lacan. “el objeto a está hecho de falta”.
Ahora el «falta el tiempo» es un tiempo necesario para cada uno, como ser hablante, en tanto sujeto, para que se constituya este lugar donde sea posible que exista el «falta el tiempo». Es decir, que es aquello que va a poder anidar o albergar al objeto a. Entonces, este objeto a, como objeto de la falta tiene un tiempo especial que es «falta el tiempo». Lacan dice en Radiofonía que es un tiempo que tiene que ver con la carencia en ser.
De la misma manera, ocurre con el exilio, que no es del sujeto sino del parlêtre. Como el parlêtre también es un sujeto, es afectado.
El conformarse se vuelve un significante, no cualquier cosa es un significante. Un significante en principio sirve para diferenciar. Entonces, hay una función segregativa en relación a la constitución de un significante para alguien. Es en esa segregación, en ese «separarse de» donde el sujeto se constituye. Ahí es donde se afecta el ser del sujeto. Es una cuestión con el cuerpo y el ser.
Otra cuestión que también sucede, es que las personas que no han sido afectadas por la infección son los que se sienten perseguidos. Es decir, que esto ocurre siempre. Y lo más importante para señalar es la inversión de lugares.
Ahora, ¿qué tiene que ver esto con el neoliberalismo?, ¿cómo puede hallarse exacerbado en el neoliberalismo? Si hay algo que le interesa al neoliberalismo es rechazar que haya un sujeto dividido. Es decir, que no le conviene al neoliberalismo la existencia de un sujeto en relación al deseo. Porque eso vuelve mucho más difícil el manejo de los cuerpos en la política y torna más difícil cómo hacer política.
Un corolario simple. Un sujeto en relación al inconsciente, siempre va a estar algo presente cuando no está presente, en el sentido de estructura. Es este punto donde la política del neoliberalismo intenta romper. En ese sentido se puede mentir con toda franqueza –y no sólo en el neoliberalismo– porque la palabra pierde valor. Se cree en esta unidad del sujeto y esto va más allá de una cuestión religiosa. Por eso es tan necesario que la cuestión religiosa se instale para el neoliberalismo.
Las promesas del neoliberalismo que pueden diferir de otras, por ejemplo, de las de la izquierda, tienen que ver con que hay un quiebre en el ser. El neoliberalismo nunca da lugar a tomar al otro como otro divido. Esta práctica –que proviene del capitalismo– la ha tomado el neoliberalismo en el sentido más amplio, por ejemplo: la meritocracia, etc. Se trata de medir algo que es imposible de medir: el ser de alguien.
El neoliberalismo ha extremado esta cuestión que proviene del capitalismo: la función de cómo hacer para distribuir y manejar a los cuerpos, que es el arte de la política: cómo hacer para que los cuerpos se produzcan y se reproduzcan.
Es importante lo que el psicoanálisis puede hacer frente a esto. No sólo se trata de analizar, sino el hecho de dar lugar a que siempre pueda existir esta otra posibilidad, que haya «otra cosa». Me refiero con «otra cosa», no en el sentido de la sospecha, sino a que haya un lugar donde sea posible un vacío.
Las personas que más se trastornan o sufren por el encierro se debe a que no hay este lugar de vacío donde se puede alojar una falta. Es decir, que haya un tiempo propio, no en el sentido individual, sino en el sentido de lo que cada uno tiene para constituirse como sujeto.
Entonces, si eso está fallado, no está hecho de una vez y para siempre, ocurre que trae problemas primarios, el estar adentro o estar afuera, las cuestiones lógicas maternas como diría Freud, y todas estas fantasías se realizan. Es decir, vuelven desde lo real. Me parece que estas fantasías primarias que han sucedido en esta pandemia y van a seguir sucediendo, pueden tener un lugar de incidencia menor en el ser hablante si hay este lugar.
El psicoanálisis le da la oportunidad de constituir su relación a la falta en relación a este tiempo que hay de «falta el tiempo» como una cuestión de estructura y a la posibilidad de hablar. Es decir a la posibilidad de hacer algún símbolo con lo que hablamos.
¿Qué puede hacer el psicoanálisis frente a la situación del neoliberalismo, a la pandemia de estos momentos?
El psicoanálisis es una práctica que engendra un lazo social que se expande en el sentido que este lazo existe. Desde Freud nada de la cultura ha dejado de ser tocado por el psicoanálisis, sobre todo en occidente, ni aún la ciencia misma. Es un descubrimiento estructural de nuestra especie y sucede cuando hablamos.
Cuando hablamos de psicoanálisis en extensión nos referimos a algo que funciona en otro lugar que el dispositivo del psicoanálisis. La extensión tiene los lugares lógicos y equivalentes, como por ejemplo en el pase: el pasante, el pasador.
Se puede decir, que según cómo hable uno o cómo escuchen los otros –no es necesario que todos seamos psicoanalistas– esa dimensión de los lugares al hablar o al escribir pueden darse. Es decir: lo que se dice cuando uno habla es que existe esa otra cosa, y para que exista esa otra cosa en aquellos que resguardan al sujeto de la Cosa, se puede oler que eso existe.
Me refiero a que va con los sentidos. Cuando uno escucha, escucha con todo el cuerpo; cuando uno habla, habla con todo el cuerpo. Es decir, que tiene cierta resonancia a la eficacia de nuestras intervenciones o de nuestra escucha o de lo que dice el analizante. Porque decimos que hable con el cuerpo, con la voz, y no están los cuerpos, que son la caja de resonancia de lo que se dice.
No hay psicoanálisis virtual.
Al no estar presentes los cuerpos el hablar en un análisis es muy difícil. Que el análisis pueda darse, es muy difícil.
Son los principios fundamentales de un análisis el hablar, hablar con el cuerpo, escuchar cuando habla el cuerpo.
Lacan dice: «A veces pienso con los pies».
En ese sentido Ludwig Wittgenstein dice: “De lo que no se puede hablar hay que callar. Pienso mejor cuando camino”
Y sí, es cierto que se puede pensar con los pies, si no estaríamos en un cuerpo que está por fuera del discurso del psicoanálisis.