En el Preámbulo al Acto de Fundación de la Escuela Francesa de Psicoanálisis, refiriéndose al término Escuela, dice Lacan: “Hay que tomarlo en el sentido en que en la Antigüedad significaba ciertos lugares de refugio, incluso bases de operación contra lo que ya podía llamarse malestar en la civilización.”
La Escuela Freudiana de la Argentina como Escuela, es decir, en su carácter de transmisión del discurso del psicoanálisis, ha producido una bibliografía variada sobre el dispositivo del Pase que incluye clases de miembros, cuadernillos de conversaciones, libros sobre la experiencia del Pase –acotando a veces una especificidad, un recorte sobre el pasador, el pasante o el Jurado o Cartel– con participación de miembros de la EFA pero también de otras escuelas lacanianas con las cuales la EFA realiza un intercambio fructífero. La producción proliferó y, en el tiempo, un miembro sobrepasó el carácter de invitada y decidió reflexionar y convertirse en autora de un libro propio –tal es el efecto escuela– donde condensó experiencia y transmisión.
Me pareció importante invitar a la lectura de estas producciones –con la advertencia que solo son las que yo he alcanzado en mis lecturas–incorporando la bibliografía al final de este escrito.
Respecto a mi experiencia: Me convocan para presentar un trabajo para esta revista atentos a la función de pasador realizada por mí unos años atrás. Lo acepto de inmediato, con entusiasmo. Inmediatamente, se me produce un sobresalto al constatar que no recuerdo nada, pero absolutamente nada, respecto al hecho de mi participación. Reconozco asimismo que no es algo actual –ese olvido– sino que fue así un tiempo después de haber cumplido esa función. Conservo un mínimo de recuerdo sobre el momento en que se me comunicó que mi analista me había propuesto como pasadora, y esto fue recibido con sorpresa no sin una cuota de malestar. Ignoraba de qué se trataba la función y esperé a que se me lo comunicara. Previamente había aceptado, pero con cierta inquietud. Este estado desapareció cuando se me informó que debía mantenerse en reserva todo lo atinente al dispositivo y al pasante y que no iba a conocer tampoco al otro pasador. Solo iba a contar con la Secretaria del Cartel para consultar cualquier dificultad que considerara relevante. Esta comunicación tuvo un efecto inmediato: la inquietud desapareció y siguió una especie de expectativa hacia los encuentros con el pasante y la presentación del testimonio ante el Cartel del Pase.
Estuve en dos ocasiones como pasadora. Lo que me ha quedado de esas experiencias son sensaciones respecto a mi estado frente a cada pasante. En un caso recuerdo que recibí el testimonio y mi preocupación era ser lo más fiel posible al relato en el momento de hacer pasar el testimonio. No recuerdo nada de lo que tuve que testimoniar. Con otra pasante ocurrió algo que me perturbó y que me llevó a una consulta con la Secretaria del Cartel de Pase. Tengo en claro ese movimiento de consulta pero no qué me llevó a ella. En otro espacio de transmisión, la pasante habló en términos de lapsus del pasador y atribuyó a esta situación un cambio en su testimonio. Puedo pensar, entonces, que si bien el pasador en su función intenta abstenerse de interpretar o realizar una lectura de lo que escucha, hay una relación al inconsciente que no deja de tomar apoyo en la presencia del otro.
Puedo diferenciar dos tiempos: el que sigue a la finalización de los dispositivos en los que había intervenido, donde el olvido tomó su lugar sin que se produjera ninguna alteración anímica y el que se presenta al momento de responder al llamado actual para un escrito. ¿Qué diferencia estos dos tiempos?
Lo primero que se me ocurre es que en el tiempo del acontecer como pasadora algo muy fuerte en mí era registrar lo mejor posible lo escuchado. Sentía una gran responsabilidad. Me tranquilizaba que el dispositivo dispusiera de otro pasador para corroborar el testimonio. Puedo suponer que eso pudo hacer que el lapsus referido dejara de tener su peso como una interferencia no deseada. El dispositivo tenía su resguardo. Se podría pensar, respecto a este primer tiempo, la incidencia de un imperativo respecto a la función de “dejar pasar y luego… pasará “, pero a la luz actual pienso que el dispositivo mismo, en tanto consigna de abstinencia, operó de defensa dejando la función aislada de sus consecuencias en el sujeto. El pasador es allí objeto, instrumento que se deja tomar por algo que no entiende y del que debe testimoniar.
Me pregunto por esta segunda vuelta, la de la escritura. Sólo adviene esa nada o poco de memoria. En tanto es en mi análisis donde se manifiestan las consecuencias: un estado de angustia ante eso que se expresa como un agujero, un sin palabras. Decido acompañar la situación con las lecturas. Rescato especialmente una donde Jean Claude Milner(1) trabaja el material del olvido. Señala que aquellos que son indiferentes a las palabras creen en el género común de todos los olvidos. Distingue la memoria como un entretejido fantasmático al que apelan los historiadores como modo de nominar documentos, monumentos… modos de hacer consistir el acontecimiento. Pero el olvido, en singular, es una cosa muy distinta: es un real como acontecimiento singular y contingente el cual hace signo al sujeto en la forma del olvido. Fue así que ese “signo de…” puso en marcha una interrogación que llevó a una serie de asociaciones que iluminaron aquello de lo que no quería saber y que hubiera podido imposibilitar este escrito mismo, por un lado anhelado –ya que lo había aceptado– por otro entramado en la situación fantasmática.
Cuando Lacan dice que el pasador es el Pase es en tanto el pasador se encuentra en el momento analizante que fue el del pasante. Es interesante –en esta experiencia– cómo una contingencia abrió la posibilidad del tiempo para comprender. El dispositivo analizante fue influenciado por el dispositivo del Pase al tomar en cuenta un real, bajo la forma de olvido, que abrió a la posibilidad de que el deseo pudiera tomar su lugar de una manera singular y única.
“Al atenernos al malestar del psicoanálisis, la Escuela entiende dar su campo no solamente a un trabajo de crítica sino a la apertura de un fundamento de la experiencia, a la puesta en tela de juicio del estilo de vida que ella conlleva.” (Jacques Lacan. Acto de Fundación).

  1. Milner, Jean-Claude, “El Material del Olvido”. En Usos del Olvido, Yerushalmi, Loraux, Mommsen, Milner, Vatti, Nueva Visión, Bs. As, 1989.

Bibliografía:
AA.VV., La experiencia del Pase, Ediciones Kliné, Bs. As., 2001.
AA. VV., Lo que el pase nos enseña, Ediciones Oscar Masotta, Bs. As., 2014.
AA. VV., “La Escuela y sus Dispositivos” en La carta del Inconsciente. Ediciones Oscar Masotta, Bs. As. 2009.
“Pase y enseñanza. Conversaciones con Pasadores 2009/2010”, Escuela Freudiana de la Argentina (Ficha).
Sirota, Noemí, Testimonio y Experiencia. El Psicoanálisis, su Transmisión. Noemí Sirota, Ediciones Kliné, Bs. As., 2019.