En 1492 la reina Isabel recibió como obsequio una guitarra castellana acompañada de una frase de Lorenzo Valla, filólogo y filósofo italiano del siglo XV, “La lengua es el instrumento del Imperio”. El Descubrimiento de América marca un hito fundamental en la historia universal. Pero es menos registrado que este hito conformó un acontecimiento lingüístico. En la Historia de la Traducción, el fortuito hallazgo colombino encuentra 1000 lenguas agrupadas en 123 familias lingüísticas no pertenecientes al sistema cuneiforme; los mayas tenían escritura jeroglífica e ideográfica, los aztecas sólo pictografía y los incas se comunicaban por quipus: cordeles de colores anudados, de significación matemática.
La ingente labor de intérpretes y traductores adquiere valor de hazaña lingüística, aun con los lugares confusos que jugaron en esta historia. La conquista de las dos civilizaciones imperiales Indoamericanas, azteca e incaica, no hubiese sido posible sin los intérpretes-traductores; Cortés y Pizarro posiblemente hubieran fracasado como antes otros conquistadores que no contaron con ellos. Colón muere sin saberse descubridor por no disponer de intérpretes. Luis de Torre, judío converso, llevado como intérprete por Colón en su primer viaje, aunque conocedor de varias lenguas no pudo usar sus “leyes de trabajo” en estas tierras.
En el Diario del Primer Viaje, Colón advierte sobre la necesidad de formar intérpretes para futuras empresas. Y a tales fines trasladan indios a España, los cuales además servirían como “embajadores”, pues al regreso del Viejo Mundo les dirían a sus hermanos de raza de las rectas y pacíficas intenciones de los europeos. Pese a los esfuerzos por conseguir un puente lingüístico, la comunicación seguía siendo intersemiótica. Esto planteó una disyuntiva: o los amerindios aprendían castellano o los colonizadores lenguas aborígenes. El resultado, como conocemos, fue una rápida hispanización y la casi extinción de la población autóctona. Con Carlos V, a 100 años del descubrimiento, los sacerdotes se constituyeron de hecho en intérpretes – traductores. Los amerindios debían reconocer a la Iglesia como depositaria de la revelación y legitimar la jurisdicción de los reyes Católicos.
Antes de Cortés, otros españoles habían intentado hacerse de Tenochtitlan, pero aun habiendo fracasado se procuraron “lenguas” (intérpretes). Cortés contaba con intérpretes maya y náhuatl que hicieron posible comunicarse con el Impero Azteca. Sin embargo, estos intérpretes no serían fieles ni lingüística ni políticamente. La Malinche o Doña Marina, mujer de excepcional belleza y noble linaje indígena, cacica veracruzana, poseía el idioma maya y el náhuatl. Ya madre de un hijo de Cortés aprendió el castellano y sería intérprete, consejera y hasta espía, transformándose en un pilar político para la conquista de la Nueva España y Méjico.
En la conquista de Perú el papel de los intérpretes fue más dramático, menos profesional, mancillado por incompetencias y prevaricación. El punto decisivo de esta conquista fue la ejecución del Inca Atahualpa, luego de su negativa a reconocer a la Iglesia y a los Reyes Católicos .En el juicio, el intérprete fue un joven indio, Felipillo, intérprete de Pizarro. Los historiadores concuerdan en que la traducción no fue fiel y lo implican en el fatal desenlace. Felipillo pertenecía a una tribu enemiga de Atahualpa y mantenía amores con una de sus concubinas.
Este bosquejo histórico permite mirar-pensar el factor lingüístico como constitutivo de nuestra América al Sur del Río Bravo. Con el conquistador, vemos aparecer a un Otro del lenguaje casi sin barrar – casi. Es un Otro que se posiciona como medio de dominación y, del lado de los amerindios, vemos un otro que se asimila o que resiste, entre otras vías, por la vía de las traiciones. El fuerte impacto cultural interpela el acto de interpretar-traducir y la vacilación abre un hiato donde siempre es posible un acto de traición, en el lugar donde los intérpretes pueden recibir sobornos o castigos, ocupando el lugar de víctima o victimario.
Debemos pensar que desembarcó un lenguaje portador de significantes de otra cultura que incluyó los del conquistador dominante, esos significantes Amo. Lalangue de dos terruños hecha de diferentes estofas ha chocado. El lenguaje interviene bajo la forma de lalangue. Lenguaje que se mezcla finalmente con el del aborigen americano para constituir otra subjetividad. Pero, ¿habrá sido posible transitar el pasaje de un Otro al otro? En este análisis, el Otro del conquistador, inmiscuido en el lenguaje, llega a estructurar el inconsciente. No puede no ser constitutivo del sujeto allí donde éste se albergará en el intervalo entre dos significantes. En Ginebra, 1975, Lacan habló de hipótesis del inconsciente al que también nombró parletre. No hay hipótesis del inconsciente sin estar impregnado por el lenguaje. Y no sin el Otro vehiculizado en ese objeto – voz pulsional que ha de transformarse en lo más íntimo y lo más ajeno.
Por el 1502 Colón conquistó Martinica. Colonizada por Francia en 1635 tiene una fuerte historia de esclavitud de africanos llevados a la Isla en particular en el Siglo XVII. Es territorio francés desde 1816. Allí nació Frantz Fanon (1925-1961). Psiquiatra, filósofo y escritor; su compleja y controvertida obra política tuvo gran valor en los movimientos revolucionarios de los años 60 y 70. Pensador humanista existencial, radical en la cuestión de la descolonización y la psicopatología de la colonización. Fanon apoyó la lucha argelina por la independencia y fue miembro del Frente de Liberación Nacional Argelino. Como hijo de africano y blanco, influyó en él la realidad del racismo colonial francés. Aquí vemos la influencia de ese Otro en el tallado del sujeto Fanon, que a sus jóvenes 18 años se suma a las Fuerzas de Liberación Francesa contra la Alianza Nazi, para verlo en 1954 integrando secretamente el F.2 argelino. En 1956 escribirá su famosa Carta Pública rechazando su pasado “asimilacionista”.
Interesan sus dichos sobre la relación del lenguaje con el colonizado. En 1952 publicó “Piel negra, máscaras blancas”. Allí trata de entender por qué los negros adoptan valores de los “subyugadores”: “Estamos tratando de entender por qué al negro de las Antillas le gusta tanto hablar francés”. La tesis central del libro puede resumirse en la idea de que los colonizados tratan de superar su condición asumiendo el bagaje cultural de los colonizadores, especialmente el lenguaje, pero al hacerlo toman normas inherentemente discriminatorias. Sartre, que prefacia “Los condenados de la tierra”, dice: “No hace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de habitantes, es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos millones de indígenas. Los primeros disponían del Verbo, los otros lo tomaban prestado (…)”
Podemos decir que en tanto se identifican con ciertos significantes Amo del colonizador, los colonizados se ubican en una posición enajenada. Pero existe la operación de barrado que vemos aparecer bajo diferentes formas, llámense traiciones, rebeliones… o el advertir que el Otro, en su fundamental incompletud, está imposibilitado de brindar un significante único que nombre al sujeto.
Al decir de Guy Le Gaufey no se traducen palabras sino unidades de sentido.
Tra: atravesamiento. Traducir significa “llevar de un lugar a otro”, de una lengua a la otra. Apropiándome de una figura lingüística que leí en Anabel Salafia, diré que, en el descubrimiento de América, para “llevar-llegar “ de una lengua a la otra, hubo que atravesar un Aqueronte.