El Pase designa que alguien quiere ocupar una posición en el psicoanálisis respecto de su transmisión y pide hacer ese Pase, a ese lugar, en una Escuela.
Su tarea consiste en orientar el hacer de una Escuela, por eso Analista de la Escuela (AE).
Es necesario que alguien se haya analizado para pedirlo, es mi opinión.
Se trata también de poder “saber”, de enterarse, de por qué esa persona ha construido su transferencia al psicoanálisis como discurso, y entonces su deseo en relación a ese discurso.
El Pase no es una autorización, sino que se trata de poder ubicarse en relación a una transmisión y tomar públicamente esa responsabilidad que es personal e individual, pero que tiene efectos en lo colectivo.
Es decir, tomar públicamente ese lugar en la transmisión.
He dejado para el final decir algo acerca del deseo del analista.
No se trata de reconocerlo para autorizarlo sino para saber de qué está hecho.
Analista de la Escuela se escribe AE donde la tachadura de la castración cae sobre la Escuela. Que no se haga de ella un A sin tachar para ese analista en esa posición en la transmisión del psicoanálisis al ser nominado o no AE.
La decisión de hacer el Pase, el pedir hacerlo, es algo absolutamente personal y singular.
Se inscribe este hacer el Pase en relación a ese territorio que encuentra su ubicación y sus límites en la relación entre quien pide el Pase, el discurso del psicoanálisis, y su relación a la Escuela como dispositivo de transmisión.


Es de destacar que en la EFA el Pase pueden pedir hacerlo también los no-analistas ya que la única condición es haberse analizado y alguien puede hacerlo por su transferencia efectiva al discurso. De ahí que la nominación es como Analista de la Escuela.
También puede pedirlo una persona que no sea miembro de la Escuela.