¿Qué implica estar en una escuela que incluye en sus dispositivos Cartel y Pase?
Lo primero es afianzar esta idea: que hay consecuencias, que no da lo mismo, que no supone la misma apuesta. Y recordar que, aunque otras escuelas de orientación lacaniana contemplan la posibilidad del Pase no todas –bastante pocas por cierto– lo llevan a cabo siguiendo el anudamiento que Lacan establece en la Proposición entre el análisis y la escuela.
Entonces una consecuencia primera es ese anudamiento, que conduce a que los analistas de la escuela no pueden estar desimplicados del dispositivo.
El AME tiene una responsabilidad en la trasmisión de la enseñanza y en la designación de pasadores. Esta función orienta el trabajo en tanto se trata de que el analista pueda escuchar que su analizante esté en posición de ocupar la función de pasador, es decir, escuchar a otro con la convicción de poder pasar eso que se dice, por fuera de los prejuicios y tan por fuera como sea posible de la necesidad de aparecer subjetivamente en esos dichos. Esto significa que la nuestra no es una práctica privada, sino que atañe al lazo.
En una época de complicidades y “moneda falsa” –que pueden tocar al psicoanálisis como a cualquier práctica en tiempos de neoliberalismo– esta es una apuesta fuerte. Una práctica de autorización que trascurre solo por la palabra de aquel que lo pide y que no apela a títulos, ni a profesionalismos, ni exige ninguna condición más que el desear pasar por la experiencia. Cuando pienso en la manera en que el psicoanálisis resiste como discurso a la malversación de la palabra, pienso en el Pase.
Hay una vitalidad implícita en el dispositivo: una manera diferente de hacer serie. Un dispositivo que visto de afuera puede aparecer hasta absurdo y que se sostiene solo en la confianza en lo que se dice. Pone en juego una dimensión de libertad que no está exenta de responsabilidad.
Cuando decimos dispositivo estamos hablando de algo que no es un método. Aunque tiene pasos y modos, no se trata de un camino a seguir para obtener un resultado. El resultado, las letras AE unidas a un nombre, no son lo más importante y muchas veces vienen como consecuencia de alguna contingencia ocurrida durante el testimonio. El dispositivo está lógicamente pensado para que la contingencia pueda tener lugar y si se produce pueda ser leída.
Los dispositivos, a diferencia del método, no tienen un sentido lineal. La idea de dispositivo refiere a cruces de fuerzas, a hacer lugar a distintas dimensiones. ¿Por qué decimos dispositivo? Porque el dispositivo supone pérdida y es la forma de nombrar algo que tiene un “suceder” pero que no necesariamente a A le sigue B. Es la manera de nombrar una forma de autorización del analista, homogénea con la necesidad de eludir los universales.
Tomando en cuenta las diferencias posibles con el dispositivo foucaultiano, me gustaría traer a Deleuze, quien refiriéndose a la obra de este autor, nombra cuestiones de sumo interés.
“Al dispositivo pertenecemos, actuamos en ellos. Lo nuevo que se produce en ellos –o se encuentra– no es lo que somos sino lo que nos volvemos, lo que estamos a punto de ser o dejar de ser”. (L´Une bévue. L´Opacité Sexuelle. No 12. EPEL)
Deleuze nombra una cuestión a subrayar: en un dispositivo se está siempre entre un pasado y un futuro próximo.
Cada vez que el procedimiento del Pase se echa a andar, ese pasado que constituye la serie de los que han pasado por la experiencia y ese futuro a advenir “toca” lo que sucede en la Escuela. Se tenga mayor o menor interés, está práctica igual a ninguna, nos hace llegar su resonancia.
Hoy estamos recién en un tiempo en que se ha conformado una serie, ese tiempo tiene un valor para cada quien, según su momento de entrada en la Escuela, un valor distinto en la historia de la Escuela y un valor diferente en la historia del psicoanálisis.
No siempre sucede que lo que se pudo escuchar al interior del testimonio se pueda escuchar luego en la práctica de Escuela, sin embargo, nada de esto desdice la eficacia del dispositivo ya que, como decía, su estofa es la de lo inesperado.
Su modo es el que es hoy día, y puede que la lectura de las consecuencias sobre el lazo, creen nuevas formas.
Lo que hace al corazón de la experiencia es su relación al análisis en lo que concierne a la Escuela y la relación al deseo del que pide pasar por la experiencia.