Por Marcela Ramunni

Al momento de recibir éste libro desconocía a su autora, pero ya el título me invitó a su lectura. Tal vez por querer develar ese tiempo que el adverbio junto a la estación estival  incitaban.

Es una novela con muchos de los ingredientes necesarios para el género.  La autora apunta el reflector en la humanidad de los personajes, en sus desvelos, sus dolores, sus pasiones y obsesiones, en sus pasados y presentes, con las marcas que el exilio, la huida, la expulsión o la muerte  reflejan.

Los decires se pincelan con las latitudes de Cuba, Paris, Nueva York, México y nos transportan a rincones, aromas, sabores y visiones  ineludibles.

Claudio y Cecilia, son los protagonistas, acompañados por los no menos cautivadores personajes secundarios de Ruth y Tom.

Claudio, cubano, reside en Nueva York

Cecilia, mexicana, reside en París.

El relato de la historia de cada uno, va del pasado al presente como un continuo moebiano. Transcurre la narración de sus vidas hasta el momento fortuito del “encuentro” donde se produce el corte de la banda. Qué nueva superficie transitarán? Qué  inaugurará ese corte? Se conjugará algo entre los partenaires? Dejemos que la historia nos responda.

A partir de ese encuentro, pensé en lo inexorable que es, la realidad del fantasma” y cómo, a mi entender , se presentifica en las letras de ésta ficción, aquella definición taxativa de Lacan “no hay  relación sexual”.

Esa afirmación, “no hay relación sexual”, nos orienta para ubicar que no existe  condición suficiente para que haya complementariedad entre los sexos. En términos matemáticos diríamos que, no hay  correspondencia entre los elementos de los conjuntos.

Él cree que ella es La mujer Ideal, y además que la ha encontrado.

Ellos han entrado en ese lugar donde se versionan los personajes.

Cuando el otro cae en la red fantasmática se entraman diversas lecturas posibles. Así, por ejemplo, la pobreza en la que vive Cecilia, es leída por Claudio como una “…decisión de austeridad….”

Trocando imaginariamente los personajes de Sócrates y Alcibíades que  Lacan nos ofrece en el Seminario VIII  diría,  ” ….Hay agalmata en Cecilia y esto provocó el amor de Claudio…” El amor de Claudio es el efecto del retorno de la causa que Cecilia es para él, pero ésta vez, no hubo…..”y viceversa”.

Ella: … De milagro me despertaron sus pasos. No tuve tiempo ni de        enjuagarme la cara. Esperó a que le sirviera el desayuno. Me dije que su hambre debería de ser infinito.

Él: …Ella estaba esperándome con la puerta abierta. Se veía hermosa. En la mesita del centro estaba dispuesto el desayuno. No tenía apetito….

No hay la historia de Claudio y Cecilia. Hay la historia de Claudio y hay la historia de Cecilia. Seguir leyendo «Después del invierno, de Guadalupe Nettel»