Por Andrés Barbarosch

El prestigioso autor de este libro, historiador de arte, conocido por títulos anteriores, como Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes, que va por su quinta edición,  o partir de Sublevaciones la exposición que en 2017 tuvo lugar en Buenos Aires,  en el espacio de la Untref, en el Museo de los inmigrantes, ha dedicado  un voluminoso estudio a la figura señera de Aby Warburg (1866-1929), historiador de arte judío alemán, que ha trascendido las fronteras de su disciplina, por sus investigaciones  sobre el arte del Renacimiento, lo que lo ha llevado a recorrer otros campos, además del suyo específico;  historia de las religiones, de la ciencia y de  la magia, de  la astronomía y la astrología que mantuvieron entre ellas una relación sin solución de continuidad durante siglos.

 Warburg, ha desarrollado un sistema altamente conceptual, que a la manera de Lacan, apela al aforismo, la fórmula y el matema para dar lugar a lo que se dio en llamar “una ciencia sin nombre”. (Giorgio  Agamben)

 Ha dejado un legado para los investigadores de su disciplina, ya que con los muchos recursos económicos que contaba, comenzó una biblioteca personal después -semi-pública que mandó a construir junto a su domicilio. Didi-Huberman dice: “Haciendo grabar en letras capitales  (Mnemosyne) sobre la puerta de entrada a su biblioteca, Warburg indicaba al visitante  que entraba  en el territorio de otro tiempo”.

La cuestión del tiempo, es insistente en este autor,  que lo  contrapone como discontinuidades a  la historia pensada como algo lineal, Mnemosyne: es la antigua diosa griega, la memoria, pero también el nombre de la invención de Warburg, el Atlas Mnemosyne, su obra posterior, compuesta casi en su totalidad por paneles con imágenes y unas pocas palabras, a la salida de su internación en la clínica psiquiátrica de Ludwig Binswanger en Kreuzlingen. (Suiza)

El autor de este libro plantea la pregunta: “¿No habrá un tiempo para los síntomas en la historia de las imágenes del arte?”.

 Y si hay síntoma en la cultura es porque hay una incidencia del tiempo en la historia, anacronismos, “la vuelta a la vida de imágenes de un tiempo póstumo”, (nachleben der antike) porque ha habido  trauma, repetición y goce, hay represión,  retorno de lo reprimido y tiempo retroactivo. (nächtraglich).

Didi- Huberman pone en juego aquí su lúcida lectura de la “imagen diálectica” en Walter Benjamin, de su libro anterior, de lo que en  Benjamin sigue a Freud, pero también  la crítica de Benjamin a  una historia de la cultura a la manera hegeliana en  Kurt Lamprecht que diferencia del saber en Warburg, en lo que hace síntoma en la cultura.

Un historiador de arte trabaja con la narración,  textos escritos, literarios, filosóficos, astronómicos, del lado del significante;  como con las imágenes provistas por las artes visuales, del lado del objeto, muchas veces, ruinas, restos.

 Aby Warburg fundó en su Hamburgo natal,  en 1925 la  “Biblioteca para las ciencias de la cultura Warburg”,  en base a su colección de libros e imágenes, en 1933 con la llegada de los nazis al poder, esta memoria de las imágenes y las palabras corrió serios riesgos de ser destruida y  fue trasladada a Londres, donde hoy en día es un Instituto y una Biblioteca, que dependen de la Universidad.

 Contiene una historia de las imágenes desde la antigüedad  hasta nuestros días. La disposición de los libros se orienta siguiendo las asociaciones de Warburg y el principio del buen vecino, el libro por hallar se encuentra al lado del libro hallado.

 Warburg, en medio de la conmoción ante la belleza de las obras de arte advierte el nachleben, la imagen superviviente,  la vuelta a la vida de la antigüedad clásica, preferentemente pagana y dionisíaca, que en el Renacimiento  reaparece, por ejemplo: como una “pesadilla graciosa” la figura de la ninfa que lo ha obsesionado.

En su estudio de  “El nacimiento de Venus” y “La primavera” de  Sandro Boticelli (1484-1486) advierte el desplazamiento  a partir del movimiento de los cabellos de Venus y de las Gracias como  el drapeado de los vestidos,  y en “El nacimiento de San Juan el Bautista” (1485-1490) de Doménico Ghirlandaio  entrevé  la entrada de la imagen de la ninfa que desentona en la imagen religiosa.

Entre los distintos ejemplos que Didi-Huberman da sobre nachleben, hay uno que parece la prehistoria del psicoanálisis: la comparación entre una representación gráfica de un relieve en el Louvre de un anónimo griego de una Menáde danzante, de la época neo-ática, extraída de Warburg con la imagen de un dibujo de  P. Richer “Pródromos del gran ataque histérico” de un libro de J.M. Charcot, tomado de la Salpetrière.

Ambas imágenes, comparten un aire de familia, si las tomamos en el sentido de lo unheimlich freudiano, la carga afectiva es fundamental a la obra de Warburg, que deja su impronta en los pathosformel, el inventario de las “fórmulas de pathos”, con los que el artista entra en crisis y a los que recurre sabiéndolo o sin saberlo a la hora de crear sus imágenes. La ninfa, tal como la  Gradiva que obsesionaba al personaje de la novela de William Jensen, Norbert Hanold, el del libro de Freud El delirio y los sueños en la Gradiva de Jensen.

Dice Didi-Huberman: “Si Warburg decía ver a su Ninfa por todas partes, Freud podía contemplar un molde de Gradiva colgado en la pared de su consultorio, justo encima del diván”. (“La que avanza”)

Más adelante: “Warburg sabía bien que Gradiva como Ninfa nunca marcha sola, la figura que adorna el consultorio del psicoanalista no es más que el avatar de una larga serie. Es significativo que en su atlas de imágenes, Warburg prefiera una versión en que la joven, por erotizada que sea, exhibe sobre su cabeza un atormentador cuchillo. Debajo de ella proliferan las imágenes de la ninfa en trance (griega) o en sufrimiento (cristiana). Estamos ya lejos de la figura únicamente encantadora (charming) a la que alude Ernest Jones o de la sonriente ”joven” de “puro saber de amor” admirada por J-B- Pontalis”.

En esta propuesta de releer a Warburg sigue las huellas del gran historiador de arte Ernst Gombrich  Aby Warburg. Una biografía intelectual, (1970, 1992). Didi-Huberman hace un recorrido personal sobre un tema de mucha complejidad, que ha despertado muchas controversias. Polemiza con el positivismo de Gombrich, quien rechaza la influencia dionisíaca nieztcheana del retorno del paganismo de la antigüedad, tan caro a Warburg. Aunque por otra parte, Gombrich no deja de remitir a Warburg, al inconsciente freudiano con la mención de “El sentido antitético de las palabras primitivas” de Freud.

Didi-Huberman enriquece esta referencia con la mención entre las fuentes del nachleben a “Los dioses en el exilio” de Heinrich Heine, los dioses paganos que con el ascenso del cristianismo debieron marchar hacia el exilio y esta referencia, es un “vaso comunicante” con Freud y su artículo sobre “Lo ominoso”, quien recurre a la misma referencia.

 Freud y Warburg comparten el humus del lenguaje donde el poeta ha dejado su marca (La lengua alemana, Goethe). Entre los psicoanalistas Jacques Lacan ha sido el que más ha destacado en qué medida Heine ha dejado sus huellas en el Witz de  Freud.

En lo que hace al  estudio de las fuentes e influencias intelectuales, son de lo más diversas entre Freud y Warburg,  y las divergencias mayores se dan en el terreno del símbolo, Lacan da su respuesta al respecto,  en el escrito sobre Ernest Jones.

 Muchas veces pensamos a partir de la marca de Freud en la cultura, que cuando hablamos de olvido, memoria e inconsciente nos referimos  a ideas que encontramos en la Correspondencia Freud- Fliess, El proyecto  la repetición de Más allá del principio del placer o “El block maravilloso”, textos que a su manera trabaja Didi- Huberman en este libro: pero, que difieren de la  idea de memoria inconsciente en Warburg, que parte de  Mneme de Richard Semon, un sistema conceptual que implica la imagen, la carga emotiva, y los dinamogramas, sistemas de fuerzas energéticas que comandan a las “fórmulas de pathos” que se repiten en la historia de las imágenes.

 El autor dedica un  capítulo a la locura de Aby Warburg, quien sufrió tres internaciones, la más prolongada en la clínica de Kreuzlingen bajo la dirección del psiquiatra Ludwig Binswanger, de la que salió estabilizado, luego de dar la conferencia “El ritual de la serpiente”, basada en los recuerdos de una estadía en Nuevo México junto a los indios Hopi,  un ritual que no alcanzó a contemplar personalmente, veintisiete años atrás, un recuerdo lejano del que parece haberse servido como  un anclaje para su locura. Para Warburg, en lo que hace al paganismo Atenas y Oraibi son primos. (Etrusco, griego, Hopi, o Katcina)

Didi- Huberman, estudio la enfermedad de Warburg a partir de su acceso a los archivos del Instituto. Tiempo después se publicó  Ludwig Binswanger- Aby Warburg La curación infinita. Historia clínica de Warburg  que contiene información más detallada sobre este período de la enfermedad de Warburg. Luego de seis años  logró volver a su biblioteca y a su trabajo.

Hacia el final del libro se dedica a comentar la obra a la que Warburg dedicó sus últimos esfuerzos Mnemosyne, “el atlas de imágenes en el que Warburg trabajo sin descanso desde su retornó de Kreuzlingen, en 1924, hasta su muerte en 1929” Didi- Huberman da un análisis minucioso y sugerente de varios de los paneles que integran el Atlas con lo que nos acerca a una lectura, de lo que a simple vista resulta del todo ininteligible.

El libro de Didi-Huberman desarrolla un  comentario  de largo alcance sobre  Aby Warburg,y con audacia  lo liga al discurso analítico, Freud, Lacan pero no tan solo, también a la filosofía, Foucault, Deleuze y otros. Lo que lo vuelve atractivo para un público amplio, que incluye a los psicoanalistas.

Pero su misión principal es invitar  a leer a Warburg, por lo que no quisiera terminar este texto sin mencionar algunos de los textos que él escribió, entre los más conocidos: “El nacimiento de Venus y la Primavera de Sandro Boticelli” (1893); “El arte del retrato y la burguesía florentina” (1902); “Arte italiano y astrología internacional en el Palazzo Schifanoia de Ferrara” (1912).

* Reseña sobre  Georges Didi- Huberman, La imagen superviviente. Historia  del arte y tiempo de los fantasmas según Aby Warburg, Abada editores, Madrid, 3º edición, 2018 (548 páginas).