Por Victoria Moreno

Se pregunta Lacan en el seminario 6 “El deseo y su interpretación”, en el apartado que reúne las clases sobre Hamlet.
Pregunta que me hizo detenerme a pensar, me surgió esta lectura.

Lacan se propone refutar la idea que se tiene según la cual en Hamlet estaría en juego una fabulación respecto que los modernos no solo no estarían a la altura de los antiguos, sino que también serían unos pobres degenerados.

*Más neuróticos

* Pobres y

*Degenerados.

¡Me pareció demasiado!

¿Qué tendría que ver la Antigüedad y la Modernidad con la posibilidad de ser más o menos neurótico?

¿Habría una posibilidad de incremento de la neurosis de la Antigüedad a la Modernidad o hay algo que pudo suceder en la Modernidad que no estuvo en la Antigüedad?

Hay una cuestión respecto a la época en la que Shakespeare, escribe Hamlet, que es la época isabelina. Con lo cual hay todo un movimiento respecto al paso de la Antigüedad a la Modernidad. Por ejemplo, desde los autores literarios hay todo un debate entre los autores clásicos y aquellos que en cada momento se toman como actuales. Es decir, se opta por valorar más a los antiguos por ser hombres que han dejado dicha la última palabra de forma insuperable o bien se elige a los modernos que huyendo de los caminos trillados encuentran nuevas cuestiones y superan errores ciegamente perpetuados.

Esta referencia tiene que ver con la tensión, que hubo entre los escritores de ambos periodos y sus críticos.

Pero volviendo a nuestro trabajo, leo en Lacan que él quiere refutar esa pregunta trabajando Hamlet, trabajando el mito de Edipo desde la letra freudiana.

Entonces:

  • Dos periodos de la cultura,
  • Edipo y Hamlet
  • Dos dramas
  • Dos padres muertos
  • Una pregunta y una respuesta.

Es decir una pregunta, porque Edipo parte desde una pregunta, de varias preguntas:

*¿Qué paso?

*¿Dónde está el crimen?

* ¿Quién es el culpable?

Es decir el crimen se produce sin que el héroe sepa lo que hace.

En cambio en Hamlet, el drama parte desde una respuesta, Hamlet cuenta con una denuncia del crimen. Padre e hijo saben, ya que el crimen fue consumido de una manera deliberada.

¿Por qué Hamlet?

Hamlet es la tragedia del deseo y Lacan define la tragedia como “el drama de una subjetividad”, la subjetividad de Hamlet.

Realmente el trabajo que hace Lacan sobre Hamlet es majestuoso como esta obra de teatro porque muestra una estructura, una pieza con planos sobre planos, con redes que permiten alojar lo que en nosotros está escondido, dice Lacan.

¿Qué está escondido? La relación con nuestro propio deseo.

Hamlet, es un personaje que está compuesto con un lugar vacío, y ese lugar vacío, tiene que ver con un no saber qué es la presentificación del inconsciente.

A la vez, Shakespeare cuando escribe Hamlet, hace una revolución con el lenguaje, de hecho Lacan hace referencia a que hay ciertas “palabras nuevas”, a “inventos” del autor. Algo similar, pienso, a lo que el propio Joyce hizo un tiempo después al helenizar el inglés.

Sucedió algo muy curioso, los pares de Shakespeare, no podían entender que ese hombre de pueblo, que había abandonado el colegio en la secundaria, sin título universitario haya podido escribir una obra tan descomunal. Tal es así que un dramaturgo, que formaba parte de un grupo de sofisticados dramaturgos (University Wits), grupo que tenía como  referencia a los “Inteligentes”, llamado Robert Greene, seguramente por envidia hizo distribuir panfletos donde se le avisaba al pueblo oyente que andaba suelto un “cuervo, arrogante que lo convierte en un sacude – escenas (shake scene)”, yo agregaría “shake play”, es decir Shakespeare.

Si la obra Hamlet, es la demostración de la neurosis, la tragedia del deseo, el encuentro con la muerte, agregaría yo, que también es la posibilidad de leer el trabajo que se puede hacer en un análisis.

Ya sea que se parta de una pregunta o de una respuesta, se va a reproducir el drama edípico, esa fantasía del deseo del niño, la articulación entre el complejo de Edipo y el complejo de castración, arrojara una posición del sujeto analizante que hará que esas que fueron sus primeras marcas se conviertan en esas letras que terminarán nombrándolo de una forma distinta que aquella con la cual inicio el recorrido.

Hay un duelo, un florete, una espada, un shake scene, un shake play homologando a Shakespeare que permitirá que caiga el cuerpo de Hamlet, muerto después de haber matado a su tío, que caiga algo, que caiga luego que el florete lo haya tocado.

La palabra que usa Hamlet es “foil”, que aplica tanto a florete como a aquello que cubre algo precioso.

Retomando la pregunta con la que inicie este trabajo, si los Modernos son más neuróticos que los Antiguos, yo respondería que no, que no es así. La diferencia radica que la posición y el trabajo de Freud y Lacan le permiten a esos “Hamlets”, si así pudiera decirse, un hacer con su neurosis. No se trata si se es más o se es menos, sino de hacer con.