Por Andrés Barbarosch
En este libro de conferencias los autores dejan entrever la manera en que entienden transitar el borde entre los saberes que cada uno de ellos practica y la enseñanza de Lacan.
Jean Claude Milner en “De la lingüisitica a la lingüisteria” considera el pasaje que hace Lacan desde “La instancia de la letra…” donde retoma el cientificismo de Freud, con el significante de la lingüística de Saussure y lo reinterpreta a partir de la afirmación de Galileo de la naturaleza escrita en caracteres matemáticos; hasta el Seminario XX, Aún donde habla de lingüistería, importa menos el nombre de ciencia que el de algunos autores: como Jakobson y Benveniste. Dice que la lingüisteria condensa oficios o usos que carecen de prestigio como la piratería, la fullería y la trapacería.
En esta ocasión, Milner no habla de un lingüista sino de uno de los más grandes filósofos del lenguaje: Ludwig Wittgenstein. No me detendré. Dice para los psicoanalistas: elegir la lingüística es elegir que la significación no haga frontera en el lenguaje.
Gerard Wacjman en “El arte, el psicoanálisis, el siglo” se plantea el objeto del arte en el siglo, toma de lo más variado en arte y artistas, para recalar en la Shoa. Para el autor, aunque hubiera sido utilizada antes, a partir de la película de Claude Lanzmann la palabra Shoah nombra lo innominado del horror de las cámaras de gas de Hitler. Shoah que es una palabra hebrea no religiosa, significa catástrofe, nadificación, devastación. Desplaza el nombre dado por los nazis de” solución final” u “Holocausto”, que designa un sacrificio ritual. “Si empleo la palabra Shoah para designarlo, implico desde ya un objeto, una obra de arte especifica, un film, el film Shoah de Claude Lanzmann”.
Jacques Aubert en “De un Joyce al otro” afirma que el modo de la letra que irrumpe en Finnegans Wake se puede situar en Ulises también. Fuera de ello, hay distintos momentos de inflexión en la obra de Joyce. Uno es el Retrato del artista adolescente. Otro Dublineses. En Retrato (portrait)… el autor, al igual que Lacan, lee el título como la escritura del corte mismo, rasgo por rasgo (en francés, trait pour trait).
Stephan Dedalús es el alter ego de James Joyce. El autor trabaja alrededor del nombre propio puesto a jugar sobre el cristal de la lengua. Dedalús, Dédalo, y otras derivas posibles.
En Retrato…
“-Dedalús, Dedalús, ¿Cuál es el más grande escritor?
Stephen notó el sarcasmo de la pregunta y dijo:
-¿En prosa?
-Sí.
-Creo que Newman.
-¿El cardenal Newman? preguntó Boland.
-Sí. Contesto Stephen”.
Joyce rescata a su héroe de estas espesuras con un ligero joke que abunda en uno de los objetos pulsionales. Lacan, del asentimiento nocional y real del cardenal Newman, con el mismo sesgo, pasa al asentimiento del sujeto en psicoanálisis.
Francois Regnault escribió “Claudel: el amor del poeta”. Postula para algunos autores una relación topológica entre aspectos de su vida y los versos de su obra. No vale para todas las artes, tan sólo para el teatro. Comenta dos obras Partage de midi y Le Soulier de satin. La conversión al catolicismo, el amor de Claudel, su vacilación entre el sacerdocio y la vocación poética.
“En verdad, Claudel espera sin duda la mujer, pero en el lugar exacto de la mujer, si es la mujer quien viene, es también una mujer, esta mujer”. Sus planteos echan luz sobre la frase de Lacan: “La Mujer no existe”.
Francois Cheng en “Lacan y el pensamiento chino” comenta las lecturas de Lacan del Tao y el vacío original; de Mencio, con quien aborda el Mal en La ética…; de Shitao, con el trazo único del pincel que contiene en él los Diez mil trazos; de Wang Wei y el último verso del poema El lago Qi: “Montaña verde rodea nube blanca” donde explora el modo en que lo Femenino al desgarrarse el corazón , procura decir lo infinito de su propio misterio.
Lacan escribió al autor: “He tenido en cuenta su libro en mi último seminario, diciendo que la interpretación debe ser poética”.
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