Por Jorgelina Estelrrich

«Se trata de convertir la miseria dela vida en un infortunio cotidiano» nos enseñaba Freud.
«Pedro…el afortunado»
¿El afortunado… es Pedro?
¿Que es “esto” de lo afortunado?

Y no es un juego de palabras.
Comenzar esta presentación de la novela, premio Nobel de literatura de 1919 del autor danés…Henrik Pontoppidam, interrogando el titulo con el que también se puede ver la película en plataformas fílmicas en estos pestilentos días de detención.
Se trata de una fina ironía a la letra que ya anota algo de una afirmación en suspenso….
¿Es afortunado Pedro?
¿En qué consiste esa fortuna?

Es de lo q se trata la peculiaridad de este interesante melodrama construido con un fino cincel en el tratamiento de los caracteres de cada uno de los personajes.
En el contexto de la época en juego, en una Dinamarca floreciente de fines del siglo diecinueve, tal como la obra de Hawthorne en contemporaneidad lo hiciera en la nueva Inglaterra. La película novela «Letra escarlata»  (presentada por mi este año en este espacio) sobre los padecimientos de aquella «infortunada»? joven que sufre por esa pasión amorosa que la arrasó por un instante de luz su vida y la oscureció luego hasta el fin.

La resonancia estructural en lo tocante al goce del Otro que determina las vidas de los personajes al modo de lo sintomático en términos de Lacan, y el estrago sufriente como un destino oracular sin salida para Pedro. En su ensimismamiento a razón del ideal mortífero de una ambición ilimitada, efecto superyoico, cruel océano del más allá, dijera Freud, al que quedan sujetos por esa culpa que no cesa en su tormento tras el discurso moral reinante.

Este punto de interrogación que me interesa situar dice, como es la máquina del significante del objeto que es para él… Otro sin saberlo configura la lógica de una vida… de las vidas? En sus dramáticas vicisitudes, sea donde fuere que se desarrolle esta. Sea una época u otra… sino hubiera la posibilidad que el psicoanálisis nos enseña por  su   intervención al modo que la experiencia del análisis considera por la contingencia como límite real, respecto de una sobre determinación, de partida estructural de ambas trágicas historias para cada uno de los personajes.

El mismo desafortunado desenlace sufre la abnegación de la madre de Pedro solo ante su muerte algo de lo congelado del odio cede y puede despedirse amorosamente al fin. También de su ex novia, Jacoba, la encumbrada joven a la que tan pronto conquistó como abandonó. Parecida escena final en la ternura q aparece por su hijito al escuchar lo que le dijera su esposa… sobre su padecer.

La trama del afortunado es la búsqueda incesante de Pedro!!! Sostenida de un sueño  de grandeza y de transformación de su vida y de las condiciones culturales naturales sociales   y políticas de la Dinamarca de entonces.

Desde que se va de la casa de campo de los padres, tras una violenta pelea con su padre… un hombre de estricta practica del poder de la iglesia quien lo deshereda en acto por elegir su educación como ingeniero y rechazar su herencia religiosa. Pedro queda a la deriva de su pasión transformadora de esa ambición por llegar a…?  Copenhague? a sus nuevos estudios becado como ingeniero, al éxito? Rumbo al prestigio de un brillo de poder anhelado y encuentra en la soberbia de la clase aristocrática de la que sería su prometida?  Su vida soñada. En una imparable saga de proyectos técnicos y negocios en fracaso asistimos, a una eximia presentación clínica de un Pedro tan tenso debilitándose a cada paso en un embarazoso    estado emocional, por un ideal que lo coagula en esa pasional que no será!!!!

La cobardía de su deseo en una resolución imaginaria no alcanza para detener con alguna medida de lo simbólico la desmesura en avance… de ese mandamiento paterno que «el reloj» de su retirada exige y hacia el final se derrumba su impotencia en los brazos de la joven madre de sus hijos en su regreso a la vida religiosa. Apagado su deseo en derrumbe final que lo deja solo de todos los otros, arrasado, en ese inmenso mar de Jutlandia.
¿Esa es su fortuna?

Un indoblegable orgullo que como tal, nada nuevo por su lógica produce, más que debilidad y soledad con la que se reniega en esa inmensidad de los campos el encubrimiento fatal de su intemperie estructural. 
Miseria en vida.

¡¡¡¡ En homenaje a los artistas!!!! …recuerdo en estos días al escribir este trabajo que Quino se hacia esta pregunta en boca de Mafalda…
«¿Donde se pone en el alma… esto?»