Por Laura Fumarco
Es un libro creado a partir de una práctica de enseñanza de la Escuela Freudiana de la Argentina, el Curso Intensivo 2013, que se llevó a cabo bajo el título: “El qué hacer del analista”.
Práctica de discurso en la formación de analistas que anuda en su enseñanza teoría y clínica. Transmisión de un rasgo de lectura del psicoanálisis que orienta la práctica de Escuela en el lazo con otros, en tanto que lo dicho por los enseñantes, como lo dicho por los que participaron con sus preguntas y comentarios, como así también el trabajo de los coordinadores de los grupos de discusión, todos y cada uno de ellos, crearon un tejido discursivo, un modo de leer y decir el psicoanálisis que tomó forma escrita en este libro.
Módulo I: “Simbólico, Imaginario y Real. Dimensiones del amor de transferencia”
Marta Nardi cita a Freud cuando nos dice que el amor de transferencia escribe las páginas más auténticas de la vida amorosa del paciente para luego avanzar en el recorrido de un análisis, cuando el amor de transferencia cae y lo que sigue a ese amor es la soledad, soledad de aquel que puede escucharse en su decir, reconocerse en los significantes que lo determinan, contactarse con su punto de goce.
En el mismo módulo Norberto Ferreyra, sitúa el trayecto que va del qué hacer al Quehacer, ubica la disparidad que hay en la transferencia analítica, en tanto que el que escucha determina al que habla y en tanto que esta posición se tiene que sostener a lo largo de todo el análisis.
El analista va a escuchar para que pueda resonar en la transferencia para quien habla, lo que está diciendo. En ese sentido el qué hacer puede ser un disparador pero lo único que tiene que hacer el analista es poder escuchar, saber que es responsable de lo que el otro dice, no del contenido sino del acto de hablar.
Con respecto a los registros, real, simbólico, imaginario, Ferreyra toma del Seminario Momento de Concluir lo trabajado por Lacan en el punto que ubica el trayecto de un análisis entre imaginario y real. Lo simbólico surge entre el imaginario que se instala para hablar y lo real. Lo real es mudo pero se escucha, nos precisa el autor.
Módulo II: “Hipnosis, Sugestión, Transferencia. La abstinencia y la moral” Jorge Linietsky sitúa primeramente la operación que se lleva a cabo en la hipnosis para luego ubicar que el Psicoanálisis se fundó en la diferencia con la hipnosis, señalando que la operación analítica se sostiene de mantener la distancia del objeto a respecto del Ideal del yo. El deseo del analista abre la posibilidad de sostener la función de la falta mediante a su sujeción a lo dicho por el analizante en una posición tal que Lacan define como hipnosis al revés.
Patricia Mora sitúa que lo que está en el fundamento de la sugestión, hipnótica o no, es una cierta función del Ste. que opera impidiendo que el sujeto encuentre los Stes. que hacen a su determinación. En la situación analítica, transferencia y sugestión funcionan juntas, dependerá de la escucha del analista para que los Stes. operen en su función de representación y no de signo.
Módulo III: “ Saber y Suposición: qué y quién sabe”
Ursula Kirsch nos dice que la función de suposición surge como término necesario del dispositivo, ya que no sabemos antes de que hablamos qué o quien sabe en nosotros. De tal modo, qué y quién sabe son las preguntas en las que transcurre el análisis con la posibilidad que el saber pueda ser puesto en suspenso. En la fórmula Sujeto Supuesto Saber, la suposición afecta tanto al sujeto como al saber.
Verónica Cohen ubica la experiencia del análisis como el espacio donde un sujeto se descubre cómo sujeto de una división entre verdad y saber. La verdad rechazada por el saber, vuelve en el síntoma, este se hace analítico en la transferencia. Síntoma como metáfora de la no proporción sexual.
Módulo IV: “ Interpretación y construcción. Verdad y consecuencia”
Gabriela Núñez retoma el artículo “Recuerdos encubridores” para dar cuenta de la concepción del inconsciente con la que ya contaba Freud en 1899, allí nos dice que los recuerdos infantiles cuando aparecen no es que afloraron sino que fueron formados en ese momento. Con respecto a la construcción, la considerara como un artificio que, sostenido en la transferencia, tiene un carácter conjetural y encuentra sus condiciones de posibilidad en el semi decir de la verdad.
Osvaldo Arribas trabaja en torno a la interpretación en la práctica analítica y desarrolla cuáles son las condiciones para que una interpretación sea posible, Lacan escribe la fórmula de la interpretación con las letras que conjugan semblante y verdad en el discurso del analista.
Módulo V: “Hacerse un analista: pulsión y objeto en la transferencia”
María Gabriela Correia citando a Porge nos dice que cuando el analista transmite un caso está incluido en ese caso del que quiere dar cuenta, se transmite la verdad del analizante y al mismo tiempo la verdad de semblante de objeto a que el analista encarna para el analizante durante el tiempo que transcurre su análisis hasta el momento de separación de ese objeto.
Alicia Russ nos dice: el analizante hace al analista, siendo éste un término del inconsciente. Retoma lo señalado por Kirsch en cuanto que la pulsion interpela al Nombre del Padre y lo desarrolla. Russ alude a palabras que se demoran, se juntan, se pegan, se arrastran, encontramos la pulsion tanto en lo que hace a los orificios corporales como a lo que se llama deriva de goce. La pulsión trae algo del orden de la existencia del sujeto con la paradoja en juego de que no hay sujeto de la pulsion, pero no hay sujeto sin la pulsión. Bajo el efecto del corte, interpretación mediante, hay un pasaje del ser al a-ser y esto permite al sujeto un saber hacer, un instrumentar en lugar de ser instrumentado.
Módulo VI: “Juego e Interpretación: Análisis con niños”
Clelia Conde considera interesante el planteo del quehacer, porque exige del que está hablando una implicación mayor respecto del saber textual, en tanto no se trata, únicamente de una referencia a lo establecido en la teoría, sino también de cierta orientación en cuanto a lo que cada uno hace de la práctica. La transmisión del psicoanálisis es la transmisión de una práctica con la falta a cargo de aquel que habla.
Adriana Hercman trabaja sobre la cuestión del juego considerándolo un operador privilegiado en el camino de la subjetivación. Su desarrollo e interrogantes se centran sobre la cuestión que interesa al analista en el punto de considerar el juego: ¿por qué y en qué medida en el juego está en juego el sujeto?, ¿cuáles son las operaciones que se producen en el juego? Estas cuestiones y otras forman parte de su desarrollo.
Los invitamos a recorrer el interesante trayecto que se despliega en “El quehacer del analista”, texto cuya publicación hace serie con otros libros de Ediciones Kliné y Oscar Masotta.
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