Psicoanalisis y literatura foto

Por Anabel Salafia

Presentación en la Mesa “Diálogos con escritores y psicoanalistas”, el 25 de noviembre de 2015 en la Sala Augusto raúl Cortazar de la Biblioteca Nacional

Cuando Griselda García me propuso hacer esta intervención aquí en la Biblioteca Nacional, pensé inmediatamente en esa particular tensión entre literatura y psicoanálisis a la que en determinado momento se refiere Ricardo Piglia. Porque esa tensión se debe, por lo menos en parte, a la diferencia que entre literatura y psicoanálisis instaura la escritura.

En el psicoanálisis particularmente a partir de Lacan existe una concepción de la escritura, una función de la letra, que no solo es diferente a la que tiene la literatura sino que varía dentro del mismo discurso en la medida en la práctica misma del análisis descubre la necesidad de una concepción nueva de la letra.

Cuando Jacques Lacan descubre la instancia de la letra en el inconsciente todavía la letra tiene una función de significante, pero justamente esta función de la letra como significante pone de manifiesto la abertura, la hiancia, que nunca se cerrará entre lo oral, el verbo, y lo escrito.

El lingüista dirá que se trata de dos sistemas diferentes, y es cierto, pero esto da lugar a algunas preguntas interesantes, como por ejemplo, ¿es el mismo sujeto el que habla y el que escribe?

En el análisis constatamos a veces una gran diferencia entre lo que llega a decir un sujeto cuando habla y las operaciones más complejas y de un estilo completamente distinto cuando ese mismo sujeto escribe. Esta es la evidencia de que en el psicoanálisis y con el psicoanálisis se postula un nuevo sujeto, el sujeto dividido.

El niño hace la experiencia de esta división, cuando aprende a leer y escribir, es un ejemplo pero fundamental ya que, diría, que las condiciones de creación de un síntoma están dadas a partir de esa escisión.

La naturaleza del síntoma es “escritural”, si se me permite el neologismo, pero justamente en el psicoanálisis nos vemos muy frecuentemente en la necesidad de crear un “neologismo” para ser precisos.

Es decir, existe una correlación entre esta división del sujeto y la hiancia que hay en el lenguaje entre lo oral y lo escrito. Y el llamado, la emisión de un nombre propio es una forma de reconocimiento del imposible cierre de esa abertura y vale como tal.

¿Qué es tener un nombre?, preguntaba un niño a su analista. Pregunta, por cierto desgarrante si no nos damos cuenta que el surgimiento de esa falta como tal aparece por primera vez para ese niño que hasta ese momento nadie había significado como tal. Un niño no deseado, decimos y es así. Muchas veces el sujeto encontrará esa significación de la que carece en algún otro ser al cual identificarse o mejor a quien identificar con él.

El escritor André Gide es un ejemplo, el encuentro con su prima Madelaine llorando en soledad, un cierto desamparo abraza en la que será luego su mujer el suyo propio. Gide nunca verá a Madelaine como mujer, el matrimonio, que sin embargo busca denodadamente, será un matrimonio blanco.

Madelaine es alguien a quien dirigirle cartas que sí amaba como un hijo propio, las cartas más hermosas probablemente jamás escritas antes, el mismo lo dice de esta manera. Cuando ella enfurecida y sin comprender ese matrimonio blanco del cual ella no dejaba de ser cómplice, esas cartas aparece el grito desesperado de Gide diciendo ¡mi cofre!¡ mi cofre! (en francés “ma cassette”) La caja de esas cartas , es un verdadero joyero, equivalente al tesoro del avaro, como Lacan lo dice en su Escrito “La juventud de Gide , la letra y el deseo”.

El hecho de que Madelaine quemara esas cartas es para Gide, según el mismo, el golpe en el vientre de un primate que pierde su cría. Un hijo de su vientre son para André Gide esas cartas.

Nunca sabremos que decían esas cartas destruidas, pero esa escritura así atesorada de un amor que no se puede dar dicen muy claramente que la escritura es otra cosa que la comunicación.

Gide escribió imparablemente toda su vida, con lo que quiero decir que escribía cada uno de sus actos, los más insignificantes y cotidianos. Su existencia se evaporaba si algún pequeño hecho no era escrito.

¿Pero qué es una vida escrita? En el caso de Gide el sostén de su existencia.

 

En el análisis se trata de un saber hablado, no es posible que el análisis se lleve a cabo respecto de la palabra escrita, es decir en tanto “mot”, sino en tanto palabra dicha, efectivamente pronunciada, sin palabra pronunciada no hay enunciación, es decir que la voz tiene, y en este sentido la escucha analítica tiene especialmente en cuenta, la función del significante.

Leer en lo que se dice, a la letra, quiere decir: leer en relación a la función de la letra como significante localizado.

Particularmente en lo que se refiere al fantasma. Pero en cambio el goce que está en juego en el síntoma es un goce a la letra, aquí la letra que ya no tiene función de significante. Lacan necesitó de otros elementos, de otras coordenadas respecto del sujeto en cuestión , necesitó de una topología nodal, una escritura diferente, se trata de dar cuenta de la identificación del sujeto en cuanto tal, de las formaciones del inconsciente leídas nodalmente, como lapsus del nudo, por ejemplo, cuando una cuerda de lo imaginario debe pasar por encima de la cuerda de lo simbólico y, en cambio pasa por debajo esto tendrá correspondencia con un síntoma RSI , Real, Simbólico e Imaginario son las dimensiones del decir .

El síntoma tiene lugar de escritura, de firma, toda una relación entre la escritura y el espejo, es decir entre la letra y la imagen del yo. El síntoma es siempre una identificación

Es en este sentido que hablo de la literatura en tanto síntoma.

Nuestra concepción del síntoma cambia radicalmente a partir del trabajo que lleva a cabo muy especialmente Jacques Lacan sobre la escritura de James Joyce. Una escritura cuya legibilidad depende de la función de la voz. Si no leemos prestándole voz a lo que está escrito no podemos captar el sentido de lo que se dice.

Es decir, que Joyce especialmente a partir del Ulises opera con la lengua, a veces diferentes lenguas, exactamente en la brecha fundamental que existe entre la escritura y la oralidad.

Lacan habla de “literatura” como rature que en francés quiere decir ‘marca o trazo de la pluma rasgando el papel’. En El grado cero de la escritura Barthes dirá liter rature, la letra, litter vendrá al lugar de ninguna marca antecedente

Esta relación entre síntoma y marca, entre escritura y rature, pondrá en juego una particular relación entre el sujeto como tal y el nombre propio como decíamos

Podríamos decir que síntoma y nombre propio se amalgaman en la identificación que ya es síntoma .A ese síntoma el sujeto puede identificarse, Lacan dirá, sin la “un saber hacer con su imagen del cuerpo”

El goce está cifrado a la letra en la escritura que propia del síntoma es una de las dos cuestiones que hacen a la división del sujeto.

El sujeto se divide entre Símbolo y Sínthoma.

Si consideramos que lo simbólico es el significante el síntoma para constituirse tiene necesariamente que ir contra él. Es decir, que tiene que producir una cierta destrucción de lo simbólico. Pensemos en Joyce y su escritura en post de la destrucción de la lengua inglesa. El grado cero de la escritura es la destrucción, sin destrucción no hay creación

 

Sigmund Freud mantiene con la literatura una relación diferente de la que tiene Lacan. Freud escribió mucho más que lo que habló. Tomó ejemplos de la literatura e hizo interpretaciones geniales a partir de esos ejemplos.

Lo que siguió a Freud, el llamado post-freudismo, estaba casi condenado a no hacer sino hacer “literatura” psicoanalítica. Y es lógico porque Freud ya había dicho todo cuanto se podía decir de ‘él y en psicoanálisis’ en el lenguaje corriente.

Lacan entendió que leer a Freud a la letra y mantener su legado era otra cosa que hacer psicoanálisis aplicado.

Pensemos en el desarrollo que hace Lacan acerca de la función de la letra y la carta, en francés letra y carta es la misma palabra ‘lettre’, letra y carta como epístola, a partir del cuento de Edgar Alan Poe titulado en castellano La carta robada, aunque en realidad la palabra “purloined” no significa exactamente robada sino ‘desaparecida’ en este caso a partir de una inversión.

Es decir, desaparecida en la medida en que a partir de ser dada vuelta y con la escritura efectuada por otra mano no se la puede encontrar a pesar de que esté a la vista.

La carta no es visible para el tipo de concepción del espacio que tiene la policía, el tipo de cuadrillaje policiaco, llevará siempre a buscar alguna cosa por detrás de lo que se ve.

En el cuento de Poe se dice que la carta, como si fuera de mano en mano, pasa y tiene un efecto feminizante sobre los sujetos que caen bajo su efecto. Este efecto se debe a que la epístola estaba destinada a la reina y al hecho de que la escritura que ha transformado su aspecto tiene características femeninas.

La letra como significante localizado es la primera función que Lacan aísla.

La carta, letra (lettre) o epístola (lettre), es un significante, tiene el valor y función del significante. Es exactamente la instancia de la letra en el inconsciente.

Podemos decir que Lacan lleva a cabo un cálculo a la letra del recorrido de esta carta, como dijimos dirigida a la reina, y de cuya existencia nadie debe enterarse. Es un juego de manos y una distracción de la reina lo que hace que el ministro se apodere de la carta y el juego comience. Es el ministro quien da vuelta la carta y escribe sobre ella con letra femenina.

La carta robada es uno de los escritos de Jacques Lacan, respecto de un cuento que viene del creador del género policial.

Hay quien entiende que el perspicaz Dupin, detective “dotado de ojos de lince, el que ve más allá” y encuentra la carta, se corresponde con la figura del analista.

Únicamente si consideramos, que “ver más allá” es tener muy claro que más allá no hay nada.

Hay otro punto que deberíamos por lo menos mencionar aún cuando no tenemos el tiempo necesario para desarrollarlo.

Este punto se refiere también a la escritura pero en lo que respecta a la relación del psicoanálisis con la ciencia.

Lacan señala insistentemente la necesidad de tener en cuenta la función de la letra en la ciencia. Se trata de la Teoría de la relatividad o de La fórmula de la gravitación en Newton.

La importancia que Lacan otorga al escrito está estrechamente relacionada con la función de la letra en la fórmula que logra la ciencia. Más exactamente la física.

El psicoanálisis es también una práctica de la letra como mathematizable. Estas fórmulas son mathemas, algoritmos, que mathematizan las operaciones que se llevan a cabo en el análisis. Y tienen particularmente una función respecto de la transmisión que aspira a asegurar una transmisión del equívoco lo menos equivoca posible .Es decir , debemos poder dividirnos :el que analiza es uno, el que teoriza es el mismo pero en otro lugar. Necesitamos escribir fórmulas que den cuenta de nuestras operaciones, pero es imposible que haya una transmisión si la escritura mathémica no se acompaña de efectos de lenguaje.

 

Ya que hablamos transmisión digamos que gran parte de ésta se ha llevado a cabo a través de quienes han presentado resistencia que llamo “verdaderas”, hablo de algunos resistentes al psicoanálisis que se han metido sobre todo en la obra de Freud para cuestionarla.

Por ejemplo, George Steiner considera que Freud es un gran escritor, ahora esto del psicoanálisis es un cuento directamente. Esto dice Steiner y dice que Freud le copió todo a Shakespeare. Lo interesante de considerar acá es que nosotros podemos encontrar en psicoanálisis algo que tenga que ver con una tragedia de Shakespeare, con Hamlet por ejemplo, podemos efectivamente encontrar pero no podemos encontrar en Hamlet el psicoanálisis. Nosotros podemos encontrar algo que tiene que ver con Edipo en lo que es el discurso de la forma en que se va acomodando el discurso en determinado trabajo analizante y que ese discurso conviene como estructura a la del Edipo de Sófocles, pero leyendo la tragedia de Sófocles, no vamos a enterarnos de qué es el psicoanálisis.

Esto, en mi opinión, es lo que un crítico que no es un buen lector, no puede ver, no puede ver que no puede encontrar el Psicoanálisis en Shakespeare. Pero esos resistentes no me interesan tanto como Serguei Eisenstein. Él tomó la teoría del montaje de la interpretación de los sueños de lo que Freud llama condensación y desplazamiento en la Interpretación de los sueños. Él tomó de allí la teoría del montaje cinematográfico que surgió de allí, sin embargo, Eisenstein dice que aparte de esto, todo lo que decía Freud era algo de lo que él se veía precisado, necesitado de descreer absolutamente. En determinado momento, la vida de Eisenstein fue corta, tenía un padecimiento cardíaco importante, en determinado momento le anuncian que tiene unos 10 días de vida. Eisenstein dedica esos 10 días de vida a discutir con Freud y escribe un texto que lamentablemente yo he perdido, no lo puedo encontrar, un texto maravilloso de discusión con Freud. Hasta el último momento de su vida, en esos 10 días, Eisenstein discute con Freud.

El otro resistente muy interesante y que es un escritor, es Nabokov. Muy interesante porque dice también que Freud puede ser en cuanto escritor pero esto que dice Freud a cerca de la sexualidad no tiene ningún sentido, es algo que de ninguna manera va a admitir, es un forzamiento que hace Freud. Es algo que puede advertirse leyendo el librito de Nabokov, su escritura es impecable, con “librito” no hay nada peyorativo sino porque no es un gran tomo, Habla memoria se llama el libro, donde nuevamente puede encontrarse en un estilo casi autobiográfico, memoria es, y Nabokov vuelve a discutir con respecto a Freud y sobre todo respecto de la sexualidad. En determinado momento, a lo mejor alguno de ustedes lo saben, él habla mucho de esto, Nabokov es un cazador de mariposas, y caza mariposas a lo largo de toda su vida, y en Habla memoria en determinado momento dice “si sigo con esto, todo el mundo va a verme como un viejo verde”, la relación entre el cazar mariposas y las ninfas o niñas, las seductoras mariposas que él caza hasta la vejes, dicen bien de esta resistencia de esto que tiene que ver con la sexualidad. Son ejemplos ilustrativos.

Me parece que hay algo que no hay que dejar en confusión en el sentido de que Freud tampoco sabía de qué se trataba en cuanto a la sexualidad, no en cuanto al sexo estoy diciendo sino en cuanto a lo que llamamos sexualidad con todo lo que esto implica. Nunca hubiera entendido de qué se trataba en la sexualidad sino a través de los lapsus, a través de los juegos de lenguaje, a través de las distintas formaciones del inconsciente, a través de los sueños, por ejemplo. Es decir, es la estructura del lenguaje lo que permite captar en ese sentido en relación con el goce que pone en juego la sexualidad. Sin el lenguaje, el lenguaje es la condición del inconsciente, esa es la diferencia en el pasaje de Freud a Lacan. Freud cree que el inconsciente es la condición del lenguaje, Freud trabaja como si el lenguaje fuera la condición del inconsciente, efectivamente, pero cuando tiene que hacer la formulación teórica pone al inconsciente que es su descubrimiento en relación con la sexualidad, como un fundamento que carece de fundamento sin el lenguaje. Sin el lenguaje no hay esta estructura del inconsciente, sin el lenguaje no hay la posibilidad de que se constituya algún tipo de saber no sabido, que es el lenguaje y determinada operación que no forma parte del lenguaje pero sí del discurso, que es la negación.

Es a partir de la negación que hablamos. Es interesante también aclarar esto respecto del cuento de Melville acerca del personaje del escribiente.

En este cuento hay una fórmula que es “el preferiría no hacerlo”, una fórmula que se transmite y se sigue transmitiendo, es un ejemplo de cómo la fórmula transmite, transmite como fórmula, es decir que no sólo se repite en las respuestas sino que lo vamos a repetir. En determinado momento alguien va a decir respecto de algo, una vez que conoce la fórmula ‘preferiría no hacerlo’, a la más simple invitación que se le hiciera. Es un ejemplo muy bueno de transmisión que se le hace a partir de la literatura.

¿Qué es el “preferiría no hacerlo” ? es la imposibilidad en los términos de Freud, es el fracaso de la negación, es el no poder decir “no” , el poder decir “no” es una afirmación. En alemán se llama la Bejahung, cuando el paciente le dice a Freud, en el ejemplo que Freud cita: “Usted va a pensar que es mi madre… el personaje del sueño,… pero no lo es” cuando nadie le ha dicho que fuera su madre el personaje del sueño, entonces quiere decir que efectivamente cuando él dice “es mi madre” se reporta como una afirmación y la negación ahí está perfectamente lograda.

Lacan hace ver muy bien que en el caso de la psicosis hay un fracaso de la negación, incluso de la negación como mecanismo de defensa, pero quiere decir que esta forma de negación que constituye el poder decir “no”, esta forma de afirmación fundamental le falta al sujeto cuando hablamos de la psicosis.

Quería decir algo acerca del delirio porque hay también referido siempre a esta cuestión de esta abertura, de esta hiancia, que hay entre lo oral y lo escrito, que esto lleva a la cuestión de si se trata del mismo sujeto, si es el mismo el que habla que el que escribe, si en cuanto sujeto se trata del mismo.

Por ejemplo, Rousseau dice que él, Jean Jacques, no puede discutirle a Jean Jacques porque él no es el otro y crea, en su Discurso una extraña discusión.

Roussseau, a partir de Las Confesiones, lleva cabo una escritura de expiación ¿respecto de la culpa? Bueno, haber nacido, que su madre muriera en el parto del cual él nació? Por haberle privado de su amadísima mujer a su padre? Por el abandono que hizo de sus hijos?

¿O por el hecho mismo de haber escrito? y tanto! Me inclino a decir que Rousseau no era inocente respecto de la influencia, que sus obras tendrían para la humanidad en el futuro, para la sociedad .la expiación se identifica con la falta cometida: expiar por haber escrito y escribir para expiar.

Nunca la expiación es suficiente para Rousseau, a tal punto que termina diciendo “No lean lo que escribí ténganme en cuenta a mí y no a lo que escribí”.

Ahora bien, lo que Rousseau escribió que es el padre de la educación y que escribió una inmensa obra sobre muchas cuestiones incluyendo una especie de enciclopedia en relación a la música, nada de lo que él escribe es un delirio y sin embargo, Rousseau es considerado un paranoico genial(por Lacan). Es decir, hay una función de la letra, cuando Rousseau que es cuando va a publicar el Emilio, cuando esto va a entrar en el lazo social y salir de lo que puede ser su esfera de su control, esto va a empezar a circular, comienza el sentimiento de persecución y un cierto delirio de persecución, lo de la relativización de esto se debe a que efectivamente Rousseau es muy perseguido a pesar de que la Igualdad Libertad y Fraternidad, son los emblemas que él instaura, emblemas que fracasan y especialmente en estos días, no sólo acá sino en el mundo, y sin embargo, qué palabras vienen, qué emblemas vienen, son todos emblemas rousseaunianos.

Por eso digo en ese sentido, que en la obra no hay un delirio, puede ser que el sujeto delire pero en la obra no está el delirio.

Puede ser que el sentimiento de persecución se palpite y se vea claramente en las confesiones pero de todas maneras, las confesiones se corresponden a una estructura de ficción como cualquier otro escrito. Que algo sea una autobiografía no sale de la ficción, no deja de ser ficción.

La verdad tiene estructura de ficción” es la fórmula que Lacan toma de manera de que nosotros no podemos pensar que la verdad tiene que ver de una manera directa con lo real y en cambio sí la letra puede introducir lo real.