Psicoanalisis y literatura foto

Por Norberto Ferreyra

Presentación en la Mesa «Diálogos con escritores y psicoanalistas», el 25 de noviembre de 2015 en la Sala Augusto raúl Cortazar de la Biblioteca Nacional

En principio gracias a ustedes por estar acá y por escucharnos a todos. Le agradezco a Griselda García que me sorprendió su llamado, ya que tenía un buen recuerdo de ella y con esta invitación, más aún.

Voy a hablar de Literatura y Psicoanálisis fundamentalmente para ubicar el psicoanálisis en este encuentro. Primero la literatura puede existir sin el psicoanálisis; no es seguro que el psicoanálisis exista sin la literatura; por otra parte la literatura no tiene que ver con el nacimiento del psicoanálisis, la que tiene que ver con el nacimiento del psicoanálisis es la ciencia. Esto es muy importante, si no hay esta ciencia moderna no hubiera existido el psicoanálisis. Es decir, que el psicoanálisis no surge de la literatura.

Por ejemplo, dice Ricardo Piglia, en un texto de 1997, que a veces para quienes se dedican a las letras, en el sentido de la literatura, en un momento el psicoanálisis les resultó un poco invasor, que tenía explicación para todo, que hablaba de las cosas que hablaban ellos, quienes escribían. Y esto es verdad, porque después de todo, tanto el psicoanálisis como la literatura, y cuando digo literatura me refiero a la prosa, a la poesía, al teatro, a eso básicamente, y también a la literatura científica y psicoanalítica, que es diferente porque es teleológica. Pero en todo caso, lo que yo quería decir, es que esta cuestión de la literatura y el psicoanálisis tienen esta relación, que no es necesario el psicoanálisis para la literatura, esto está comprobado. Lo inverso no es seguro. Lo que sí es seguro, es que sin la ciencia moderna no existiría el psicoanálisis.

Es muy importante porque ambos terrenos, tanto la ficción en el análisis, en el sentido lacaniano del análisis también tiene una estructura, la verdad tiene estructura de ficción. Hay también una ficción en la literatura que es necesaria para que sea literatura. No habla de la realidad, no habla de lo real, crea una ficción cada vez mejor si nos agrada y si está bien escrita según quien lo lee y también quien lo escribe. Pero esta ficción en el psicoanálisis tiene una diferencia fundamental; la ficción en la que habita tanto el psicoanalista como el analizante, está en relación a una habitar que está concernido  en una relación a lo que es la angustia.

Quien escribe puede tener angustia ante la página en blanco o por lo que se imagine, pero no es la misma la angustia en relación al psicoanálisis porque esa angustia está en presentificación de uno y otro Hay dos cuerpos en juego en ese lazo social que es el psicoanálisis. Y en ese marco es posible una elaboración que se hace de la angustia tomando al otro ( el que está en la posición de analista, cumpliendo esa función ) en la operación analítica como sede para elaborar lo pulsional. Es decir, no es lo mismo la angustia del escritor o del lector, no se puede comparar con la angustia que sucede en un análisis. Lo que pasa con esa angustia que sucede de un análisis es ahí la diferencia fundamental que hay tanto respecto de la Literatura como respecto de la ciencia u otras ramas. No hay ninguna otra práctica, otra praxis de lo simbólico en relación a lo real comkoes la práctica de discurso que el psicoanálisis es que tenga esta propiedad demostrada y comprobada, es decir, un trabajo en relación a y con otro y los efectos en relación a la angustia que hacen sentir que la vida no sirve o vivir es peor. Se trata de elaborar ode lograr un hacer con esa angustia no para que desaparezca ( hace a la condición de seres hablantes en tanto especie ) sino para que sea el motor para producir un acto que diga algoquien lo hace, fundamentalmente.

Entonces, estamos en un terreno en el que el psicoanálisis tiene un cruce con la literatura, un bonheurt, un golpe, un encuentro como dicen los franceses.

Pero para mí, los grandes ejemplos, como Leopold Bloom, quien ha reprochado al psicoanálisis ( Freud ) que se copie de Shakespeare, de otros, y no es verdad, porque eso viene por la práctica analítica , de lo escuchado, para el caso Freud

Freud no habló de Edipo, o de los distintos complejos, el de Electra que ya no se usa más, porque esto existía en la literatura. Esto lo escuchó, y esto es lo básico. La diferencia entre psicoanálisis y literatura es que el saber que se anuda tanto en la literatura como en el psicoanálisis, difiere en que el saber que se escucha y se construye en el análisis, es un saber hablado, por eso la angustia.

Es muy importante esta diferencia, porque marca terrenos diferentes. Es cierto que la literatura se puede leer, pero no es un saber hablado en el sentido de que es en relación a otro que se construye ese saber.

Es en ese sentido que mi título alude a los diptongos, a los acentos, etc., porque son, en nuestra lengua al menos, son pequeños mecanismos que usamos para poder hablar. Si una palabra no tiene vocales, a veces hay que separarlas con diptongos, acentos, etc. Entonces, es por las vocales que podemos hablar.

Jakobson dice que nosotros nacemos con todas las capacidades para hablar cualquier lengua, y que al tiempo de vivir, como siempre sucede, vienen las restricciones y al tiempo podemos hablar la lengua, aquella que nos recibe, con suerte. Es decir, que esta especialización que ya de chiquitos tenemos, por ser recibidos por una lengua, hace que este hablar esté restringido. Se trata siempre de una lengua.

Se pueden hacer teorizaciones de esto pero no voy a entrar en eso. Lo que sí voy a señalar y que es lo más importante es que entonces con esa lengua que es la misma, en un sentido, no vamos a entrar en especificaciones psicoanalíticas, es la misma con la que trabaja la literatura. Nada más que el psicoanálisis, porque se habla, va a tratar de justamente de que se trate no solamente de lo que se dice sino del tiempo de decir las cosas o que en el decir las cosas que tanto se ocupa la literatura o el psicoanálisis, hay un tiempo que tiene que ver en el análisis que es totalmente diferente con el tiempo en la literatura.

Hay diferentes modos de escribir, puede haber espacios en blanco, pero lo que yo quiero decir es que el tiempo en el análisis hay algo que marca el tiempo pero que no es sin la voz. La voz es lo que marca el tiempo en el análisis.

Entonces, es porque hay consonantes que las vocales las podemos pronunciar pero a la vez es por las vocales que pronunciamos. Esto en la escucha de un paciente, yo prefiero decir analizante, en este punto es una posición más activa en el trabajo, sucede que esta diferencia es importante porque lo que se transmite en un análisis nunca es una sesión, esto no se puede transmitir. Se transmite lo que alguien, que está como analista, puede hacer para transmitir lo que pudo leer de lo que escuchó, ahí está la lectura.

Pero esta lectura no es una lectura como se lee un libro, es una lectura flotante, como diría Freud y también lo diría Lacan. De lo que se trata justamente es de transmitir cómo tal persona o tal otra que es un sujeto también, tiene ‘ su ‘ sujeto, qué tiempo se toma para decir el decir de las cosas, decir sus cosas, las cosas, etc.

La literatura hace lo mismo con otro tiempo que está en el texto, otro manejo de la letra, y la ciencia es una cosa especial que no voy a tratar acá, pero también tiene sus textos, pero casi sin palabras. En este sentido, esto me parece importante pues quería marcar la diferencia y la cercanía entre psicoanálisis y literatura.

Una cuestión que es interesante pues hay ejemplos perfectos en la literatura tanto de lo que puede ser una repetición, una transliteración, una sublimación, pero son ejemplos para ilustrar lo que el psicoanálisis escuchó, y cuando digo ‘psicoanálisis’ exagero, alguien como analista escuchó en lo que se dice desde los divanes.

Si alguien hace algo sin eso, está en otro discurso, que no es ni malo ni bueno pero no está en el psicoanálisis.

¿Qué es lo importante?

Por ejemplo, un lapsus, un lapsus calami ¿qué ventaja tiene?, Lacan lo dice en un Seminario, Lapsus calami es algo que fija la voz, es un lapsus sin voz, porque la voz es aquello de lo cual dependemos para hablar. Lo que sí es cierto es que sin la voz no hablamos. Hay lenguajes de otro tipo pero siempre están en relación a la voz, en relación a la lengua y el lenguaje. Sin la voz no hablamos pero es de lo que dependemos. El lapsus calami como la escritura, nos hacen el gran favor de no depender de la voz. Es distinto leer en voz alta que no hacerlo. Algo que ya hacía Freud, Lacan lo destacó, lo rescató, y empezó, no a jugar con las palabras como en un momento se transmitió acá en Buenos Aires, sino a tomar los equívocos, las homonimias, y para eso hay que leer. Leer quiero decir estudiar también, pero leer quiere decir leer en lo que se escucha.

Si no se realiza esta operación, no hay posibilidades de que el otro diga sus cosas, y que al ir diciendo sus cosas encuentre su castración. “Su castración” quiere decir su posibilidad, no su mutilación. Esto me parece importante tenerlo en cuenta.

¿Por qué rescato esto del hablar?

Para empezar porque trabajo de ese modo, y también hay una cuestión que Jean Claude Milner destaca respecto de la política. En uno de sus libros dice algo fundamental: “Hablar es política”.

Nosotros en un trabajo que hicimos en la Fundación del Campo Lacaniano le agregamos “Hablar ya es política” es decir, no hay que esperar más, ya el hablar ya es política. Esto es importante, a ver si se puede entender con este ejemplo. Hay varios tipos de silencio, el silencio de la naturaleza, el silencio de la pulsión de muerte, y hay otro silencio que es el que más todos tenemos, es el silencio que tiene que ver con el “cállate”. El silencio que obedece un ‘cállate’, ya sea por estructuras sociales o relaciones de las que fueran, es uno de los silencios que más sufrimos, acá lo hemos sufrido, no sé si seguirá ahora o no, pero es el ‘cállate’ más importante.

Antes de matar al otro que es el mejor modo de callarlo, esto es Freud puro, el mejor modo de callar al otro es matarlo, es mejor a hacerlo callar por una relación discursiva, esto es un gran paso de la civilización.

Espero que esto siga sucediendo acá, en nuestra patria: que callar al otro sea por algo discursivo y no de otro tipo.

Por eso me parece importante destacar la cuestión del hablar y de lo hablado en relación a la práctica del análisis que es la distinción que tiene respecto de la literatura, creo que en esto estamos todos de acuerdo los psicoanalistas, me parece importante hacerlo en este momento.