Por Analía Freiberg
“-En su país, ¿qué pasa con todo el tiempo que se desperdicia?
-¿Quién puede saberlo? ¡Lo único que sabemos es que desparece más allá de toda posibilidad de recuperación!
-Bueno, pues en mi… Quiero decir, en un país que yo conozco, lo almacenan, ¡y resulta de lo más útil a lo largo de los años!”1
Si del mundo de Lewis Carroll se trata, ¿qué tiempo, qué espacio y qué lógica le conciernen?
“-¿Podría ser usted tan gentil de mencionar dónde estamos en este momento y quiénes somos, empezando por mí?”
En la lógica del irreverente mundo de Lewis Carroll. En este caso, el mundo de su última obra, Silvia y Bruno. O mejor, entre dos mundos, el de las Hadas y los Duendes, onírico y el “real”, un mordaz espejo de la sociedad inglesa, victoriana, del Siglo XIX.
La acción reversiva de un reloj mágico. Un megaloscopio, que en su diferencia con un microscopio que cuenta con un cristal de aumento, cuenta con un cristal minimizante. Una máquina rara: si se mete adentro alguna cosa y se gira la manecilla, sale por el otro lado mucho más corta. El pago de un préstamo que nunca se prestó. Una máquina de estirar que alarga incluso las canciones. Así transcurre el estado de cosas en Tierrafuera. Ocasión propicia en la que Carroll, con una mirada satírica, parodia su realidad cotidiana, interrogando el modelo económico capitalista. “Algunos gritaban ¡Menos pan!, otros ¡Más impuestos! Pero ninguno parecía saber bien que quería decir”. Quedando parodiadas también la ciencia, la literatura y la política.
“De todo tipo de verdades, Lewis Carroll da en su obra la ilustración e incluso la prueba. Verdades que, aunque ciertas, no son evidentes. Allí se discierne que sin valerse de ninguna perturbación, puede producirse malestar, pero que de este malestar se desprende una alegría singular… El psicoanálisis es el que mejor puede dar cuenta del efecto de esta obra. También porque éste no es el psicoanálisis que se encuentra a la vuelta de la esquina”. 2
“El lugar privilegiado de Lewis Carroll se debe a que ha realizado el primer gran balance de las paradojas del sentido, una vez recogiéndolas, otras renovándolas, o inventándolas o preparándolas”
“La paradoja es la afirmación de los dos sentidos a la vez. La paradoja es lo que destruye al buen sentido como sentido único y lo que destruye al sentido común como asignación de identidades fijas”3
En qué orden discursivo, sino en el que le concierne al psicoanálisis, es posible afirmar esta lógica? Un orden de razón en la que los opuestos no se contradicen y en el que el sentido tiene una relación peculiar con el sinsentido.
Desprender del malestar una alegría singular; una forma de localizar el orden paradojal que le es propio al inconsciente como discurso; operación que la experiencia de un análisis , por el acto del analista permite. Y del que la obra de Lewis Carroll bien nos enseña.
- Lewis Carroll, Silvia y Bruno.
- Jacques Lacan, Homenaje a Lewis Carroll.
- Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Paidós, 1989.
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