Por Edith Fernández
Como dice Clelia Conde: “Cuanto mayor es la captación de lo que se juega en el juego, es más posible poner la abstinencia en función, es decir, no perderse en los meandros de la significación.”
Este texto trabaja una articulación entre el juego en la cura, su desarrollo y su desenlace en transferencia. Considerar qué es un juego implica pensar la dimensión del tiempo subjetivo de cada niño y sus operaciones lógicas.
Los juguetes como regla fundamental, y el juego como asociación libre abren a la palabra.
¿Qué es un juego? Es un sistema cerrado, entonces un conjunto, una lógica que introduce un tiempo y un espacio y la creación de un borde. Es fundamental entregarse a la ley interna del juego, que hace lugar al no-todo y la dimensión del no-saber.
Asimismo la autora analiza las fallas en el juego a la luz de fallas metafóricas y la lógica previa a la metaforización.
Destaca la tarea del analista en hacer aparecer la división entre saber y verdad y la necesidad de la apuesta con la aparición del sujeto. Si se adviene como tal, es por el corte; a este respecto es muy interesante el análisis de las operaciones que el niño puede realizar en los dibujos y plegados.
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