Por Noemí Ciampa
En este nuevo año, 2014, se cumplen cuarenta años de la fundación de la escuela.
Bajo la frase de Oscar Masotta, “Lo mejor de nosotros todavía está por llegar, y es seguro que será la formación de quienes nos siguen”, la publicación de este libro, a cargo de Laura Fumarco y Verónica Cohen de la Secretaría de Publicaciones, es producto de uno de los espacios de formación de analistas de la Escuela Freudiana de la Argentina. Compila las clases del Curso intensivo 2012, a cargo de Graciela Frecha como responsable de la Secretaría Clínica del Directorio de la EFA de ese año, incluyendo las preguntas que surgieron en el trabajo con los grupos.
En el prólogo, Ursula Kirsch dice: “Ni en efigie, ni en ausencia”. “Las palabras de Freud recuerdan que la experiencia del análisis no sería posible, sin la presencia, en cuerpo, del analizante y del analista, para desanudar y volver a anudar eso que fue hecho con palabras”.
Si bien en la actualidad se realizan sesiones por Internet o por teléfono, estas pueden ser eventuales pues, sin la presencia de los cuerpos y del imaginario que introduce, no hay posibilidad del establecimiento de lo real de la trasferencia analítica y del objeto a en función.
Al hablar en el análisis la lógica es borromea, se despliegan las tres dimensiones o registros: Imaginario, Simbólico y Real. No hay cuerpo sin inconsciente estructurado como un lenguaje. Lo orgánico se organiza como cuerpo en lalangue, que es la relación entre el cuerpo y el lenguaje, más el goce.
Al no haber pulsión genital sino parcial, los avatares del cuerpo son abordados, en las distintas clases, desde: la pulsión como deriva de goce, los objetos de la demanda y los objetos del deseo, las zonas y agujeros erógenos; pasando por la diferencia entre las identificaciones imaginarias y la identificación del sujeto, la articulación de la transferencia, el síntoma y el fantasma en la neurosis histérica y obsesiva.
Así también se desarrollan el esquema óptico, el grafo de la constitución del sujeto por los efectos del significante, -que asimismo llamamos el grafo del deseo-, las relaciones estructurales del Yo ideal con el Ideal del yo, y el asentimiento; la ecuación cuerpo – ser – falo, y el pasaje del goce del ser al goce fálico; el cuerpo como sede de la angustia y de un saber pulsional tejido por la palabra y el goce. El sujeto y la subjetividad; la asociación libre y la constitución del espacio y tiempo en la experiencia del análisis; el semblant y el sujeto supuesto saber.
El no encuentro entre el cuerpo y la palabra genera una severa falla en la constitución subjetiva, por lo cual también hay clases que ubican cuestiones acerca del cuerpo en la psicosis y en el autismo, se despliegan los esquemas Lambda, el R y el I, el Fort-Da, y se plantea la forclusión del asentimiento.
Respecto del cuerpo en lo social o lo colectivo, entre otras articulaciones encontramos la envidia y los celos, el ser hablante como plural, el tiempo lógico y el contarse tres.
Es a destacar que, en todo el recorrido del libro, hay recortes de casos y ejemplos clínicos.
Deja una respuesta