Por: Clelia Conde, Norberto Ferreyra, Patricia Mora

CLELIA CONDE:
Tratare de ser breve, concisa y clara, porque es una manera de ser masottiana.
El año pasado Norberto Ferreyra ha tenido la iniciativa de organizar unas reuniones de lectura de Masotta. Dado que son abiertas no les diré lo ricas y agradables que son, sino que los invito a participar. Es un espacio relajado y feliz, diría un momento de reencuentro, como cuando uno no ve a un buen amigo por un largo tiempo y cuando se vuelve a juntar tiene miles de cosas que decirse y la confianza es la misma que la última vez.
Yo no quiero abundar sobre Masotta, sobre su obra, sobre lo mucho que significa para nosotros, los Miembros de la Escuela. Solo decir que Masotta nunca quedó perdido en su trasmisión, sino presente en las voces y en la enseñanza de Anabel Salafia y Norberto Ferreyra. Aunque hubo tiempos en que no fue nombrado, el entusiasmo por la trasmisión de una experiencia y la experiencia de una trasmisión tema de nuestra Jornada, ha sido el campo de significancia donde los Actos de Escuela tuvieron lugar y eficacia.
Por esos desencuentros de la vida que se dan a veces por distancia espacial y otras como en mi caso por distancia temporal, desencuentros que a veces se producen con los amigos, yo no conocí a Masotta. Sin embargo como dice Berger en su libro aquí nos vemos, el tiempo puede ser reencontrado en el espacio, y yo lo encontré en la práctica de la escuela.
Aún así quiero decir algo muy sencillo de Masotta en la trasmisión. Lo que creo es el punto fundamental para mí: en la enseñanza todos los apoyos son dinámicos, los ejemplos que se dan no son para probar nada, en el sentido epistémico del término, solo sirven a condición de ser abandonados para una nueva y dificultosa lectura de Lacan. Apoyos dinámicos, que generan sus efectos y luego deben ser abandonados para que la palabra recobre su sorpresa, y los conceptos no anden zombis por los escritos ni vampiricen nuestro espíritu.
Para estar a tono con el espíritu de Masotta siempre hay que ir más allá, y hoy aprovecharía para dar con él otro paso más, las enseñanzas de Lacan también son apoyos dinámicos, la topología, las homonimias, las obras de Claudel -esta palabra tan cara a Masotta, a su ser inquieto y curioso- para atrapar lo que se puede de nuestra práctica.
Así es como Masotta lo expresa en la Introducción a la lectura de Jacques Lacan, al explicar el Seminario de la Carta Robada, apoyos dinámicos.
No digo con esto que los conceptos perimen, o que las fórmulas deban ser rehechas sino que las maneras en que las mostramos en la enseñanza exigen un continuo volver a pensar cómo es que la carta pueda llegar a destino.

NORBERTO FERREYRA:
Buenas tardes. Agradezco a Patricia Mora que hayamos coordinado entre los dos el hacer este Homenaje, porque anteriormente nunca se hizo un homenaje a Oscar Masotta en unas Jornadas que llevan el nombre de él, me pareció que era necesario por eso mismo, porque es necesario.
En este sentido, yo no puedo hablar por Masotta, nadie puede hablar por él.
Sí puedo decir, no sólo como amigos, sino por todo lo que aprendí de él, qué lugar tiene para mí Masotta en el psicoanálisis y en lo social.
Hace poco se realizó una exposición acerca de Masotta en México, era notable cómo se enfatizaba todo lo que en el arte, hizo Oscar. Pero, cuando se trataba sobre el tema del psicoanálisis, en México, fue bastardeado por los de la banda de Miller, es decir, tomado prisionero y etc., en los textos. Acá no sucedió tanto porque era más resistido. En general, a Masotta se lo usa y se lo usó.
En el sentido de que haya ‘Institutos Oscar Masotta’ eso es un uso que se hace de Masotta. El hecho de que se llame instituto eso mismo es un insulto, en la misma resistencia que hay entre los psicoanalistas hacia Masotta.
Por suerte, yo trato de trabajar como psicoanalista y no tuve ese rechazo a Masotta como psicoanalista. Otros sí… Eso no es ni malo ni bueno.
La Escuela se fundó en el 1974, antes de dividirse, se fundó por el espíritu de Masotta.
Una persona que, atrevidamente, un poco ignorante de su situación misma, preguntó: ¿Pero acaso hay que amar a Masotta para fundar la Escuela?
Y Masotta dijo: Sí, hay que amar a Masotta.
Evidentemente, esa persona que preguntó, estaba en otra cosa, y Masotta nos fundó.
Luego hubo avatares, indecisiones, etc., no voy a entrar en eso que no es la cuestión.
¿Por qué Masotta fundó la Escuela?
Fundó la Escuela porque entendió, y el primero que entendió acá en la Argentina, que había que fundar una escuela porque la escuela es un dispositivo de transmisión del psicoanálisis y por eso la fundó.
En ese momento para fundar una Escuela la única guía era la Escuela Freudiana de París, y se fundó la Escuela Freudiana de la Argentina en el 1974, y lo que hizo fue hacer este acto.
Se crearon los dispositivos de transmisión, con sus particularidades, de Pase, que funcionaba.
Aparte de esto también era un acto donde fundar una Escuela, la primera Escuela de orientación lacaniana en la América. Y así sigue siendo, juntamente con la Escuela Freudiana de Buenos Aires, la Escuela Freudiana Argentina, son las dos primeras escuelas de orientación lacaniana en América. A lo mejor la Escuela de Buenos Aires no comparte esta orientación lacaniana, pero yo sí lo comparto porque no me gusta que me roben los significantes. No me gusta robar ni que me roben.
Ahora, ¿cómo presentar a Oscar Masotta? ¿Qué fundó una Escuela? ¿Qué tiene escritos maravilloso por la claridad y el estilo -como dijo Clelia Conde- que tiene al escribir?
Sí, por todo eso. Ustedes lo pueden leer y es accesible, y ese es un modo. Yo voy a presentarlo por lo que no se dice, cómo podría y no sé cómo presentarlo.
Digo: ¿cómo puedo decir?
¿Ha muerto Oscar Masotta, el profesor de psicoanálisis?
¿Ha muerto el doctor Oscar Masotta?
¿Ha muerto el licenciado Oscar Masotta?
¿Ha muerto el magíster Oscar Masotta?
¿El Phd Oscar Masotta?
¿Cómo lo presento?
Esto es lo que sería socialmente aceptable y no puedo decir eso, nadie puede decir eso de Oscar Masotta.
Solamente puedo decir lo que dijo Alberto Cardin el 12 de septiembre de 1979, en el diario El País de Barcelona. Dijo: “Hoy acaba de morir el psicoanalista Oscar Masotta”.
Es eso lo que yo puedo decir. Nada más.

PATRICIA MORA:
A Oscar Masotta no podría decir que no lo conozco si bien no lo vi ni conversé con él.
Lo conozco por sus libros, en los que hay textos escritos, clases que ha dado y por los que mis compañeros dicen de él, en un espacio de trabajo Lecturas de Masotta que Norberto Ferreyra convoca desde 2016.
En su transmisión del psicoanálisis, en la que se escucha su práctica como analista, hay rasgos que hacen a un estilo. Uno es la sorpresa. Masotta sorprende en la articulación de los conceptos de Freud y de Lacan, sorprende en el modo cotidiano en que están dichos y en lo afectivo, su modo de tomar y dejarse tomar en la transmisión, nunca inocente, abierto a la contingencia. Practicó lo que dijo «devolver a las palabras su capacidad de sorprender».
Otro rasgo es su ocupación por aquellos a quienes se dirigía, tanto en el diálogo con los interlocutores de su época no necesariamente psicoanalistas, así como por lo que él llamaba la audiencia. Sabía bien que su mensaje le retornaba de otros y que hablar es hablar a otro. Entonces sabía que el psicoanálisis no se hace solo o bien que para estar solo primero hay que estar con otros.
Eso para mí implica tomarse las cosas en serio en la orientación que él decía, «que lo serio del hombre es que está estructurado como un chiste”, es decir que pase. Así transmitía el psicoanálisis.
Y si pasa se hace una serie. La serie se inicia a partir de su transmisión y en el acto de fundar la Escuela, que ya lleva 45 años de existencia. Oscar Masotta fundó la Escuela con otros entre ellos Norberto Ferreyra y Anabel Salafia.
El acto de Fundación fue una lectura necesaria de la situación del psicoanálisis en los años 70 en los cuales la Escuela fue la respuesta para que la serie de analistas fuese posible y así instalar el psicoanálisis freudiano-lacaniano en nuestra lengua y cuyas consecuencias se sienten aún hoy en nuestro país, en América latina y en otros lugares del mundo. La Fundación fue una apuesta, una alta apuesta para él.
Y la apuesta a la Escuela se sigue sosteniendo en la serie de analistas, con cada uno que de una u otra manera seguimos con la alegría que da el entusiasmo, en la curiosidad de ver qué pasa con lo que hacemos y con otros de la comunidad analítica como en estas Jornadas que llevan su nombre: Oscar Masotta.
Así que no podría decir que no lo conozco.